El independentismo ha salido profundamente agrietado esta tarde de la votación en el Parlament con que tenía que blindar el escaño del cupaire Pau Juvillà. El choque entre los independentistas a raíz de la petición en el último momento de delegación de voto de Juvillà y la negativa de la presidenta, Laura Borràs, a aceptarla ha provocado que los diputados de la CUP no participaran en la votación del dictamen. El enfrentamiento se ha hecho evidente en el pleno, pero ha estallado fuera del hemiciclo, donde los reproches entre los tres grupos independentistas se han transformado en un chaparrón.

En el momento en qué Borràs, ha entrado en el pleno acompañada de la cúpula de Junts, nadie del resto de grupos sabía si se había aceptado la delegación del voto de Juvillà. No lo sabía la CUP ni tampoco ERC. Vox se ha encargado de interpelar a la presidenta y Borràs ha anunciado que la delegación de voto no había sido aceptada. Como protesta, la cupaire Eulàlia Reguant ha explicado que su grupo no participaría en la votación del dictamen que el día antes había cerrado la comisión del estatuto del diputado para blindar el escaño de Juvillà.

 

En los pasillos de la Cámara los reproches se han desatado tan pronto como ha acabado la sesión. Si los cupaires denuncian que Juvillà no ha sido convocado al pleno ni ha podido votar y que, por lo tanto, ya ha sido apartado del Parlament, Junts replica que había un acuerdo para que el cupaire no pidiera la delegación del voto, al igual que tampoco votó en el pleno de diciembre en que se ratificó por primera vez su escaño. El partido de Puigdemont reprocha que han sabido por los medios que se pediría la delegación y que no se ha formalizado la petición hasta media hora antes del pleno, y concluyen que los movimientos de la CUP parecen dirigidos a provocar que Borràs incurra en desobediencia. Por su parte, ERC no olvida las acusaciones que se dirigieron contra el republicano Roger Torrent, cuando el Parlament le quitó el escaño al president Quim Torra, reprocha ahora a Junts el papel de Borràs y niega que que hubiera ningún acuerdo sobre la delegación del voto.

Negativa de los funcionarios

La tensión ha recorrido los pasillos del Parlamento con intensidad. Y ni siquiera los funcionarios se han librado. Esta misma tarde se ha hecho saber formalmente a la Mesa que el funcionarios habían bloqueado el Sistema de Información de la Actividad Parlamentaria (SIAP), que controla informáticamente las votaciones y las delegaciones de voto, para evitar incurrir en desobediencia. Esto ha obligado a hacer la votación del dictamen sobre el escaño de Juvillà a mano alzada. Ha sido también la razón por la cual ningún grupo había recibido las delegaciones de voto antes de empezar el pleno.

Además, fuentes del Parlament aseguran que cuando la CUP se ha dirigido al registro para entrar la petición de delegación de voto de Juvillà, la funcionaria se ha negado a tramitar la documentación. Según estas fuentes, la insistencia de los cupaires para que se entrara en el registro la petición ha provocado una queja de la funcionaria a sus superiores que ha asegurado haberse sentido coaccionada.

El colofón final ha sido la decisión de la secretaria general del Parlament de presentar esta noche un escrito a la Mesa en que expone que, por imperativo legal y para evitar imputaciones sobre ella misma y otros funcionarios, tiene que dar a la Mesa del Parlamento instrucciones para obedecer los acuerdos de la JEC.

Al acabar el pleno del Parlament, ha llegado un nuevo requerimiento de la Junta Electoral Central a Borràs advirtiendo que puede incurrir en responsabilidades si no procede al inmediato cumplimiento de la orden de inhabilitación.