"Catalunya sacará adelante en 18 meses su plan de romper con España a pesar de la oposición de Madrid". Esta es la conclusión que extrae un artículo que publica el rotativo británico The Telegraph, después de haber entrevistado al conseller d'Afers Exteriors, Raül Romeva, que ha vuelto a recordar que Catalunya "tiene un mandato democrático" desde el 27-S, cuando ganaron los partidos soberanistas.

El Govern no ha parado ni un momento de intentar negociar con el Estado para celebrar un referéndum. Romeva ha avisado de que vuelven a hacer la última oferta de llevarlo a cabo, pero que si no es así "nos sentimos legitimados para tirar adelante" el procés. Les dan de plazo hasta el próximo verano, cuando Catalunya podría hacer otro plebiscito sobre la cuestión catalana. Una de las opciones, ha subrayado, es hacerla de manera unilateral, pero ha reiterado que prefieren continuar con el escenario de la negociación.

El conseller d'Afers Exteriors persiste y sigue explicando al mundo cómo vive Catalunya la situación y qué está haciendo el Govern para hacer que la independencia sea una realidad. Bajo el mandato del president Carles Puigdemont, el ejecutivo catalán está construyendo un sistema de impuestos —con la implantación prevista de 140 oficinas de la Agència Tributària Catalana-, está diseñando una red de la Seguridad Social propia y las estructuras de Estado necesarias. 

El efecto España

España va por otro camino y el rotativo británico destaca que la ciudadanía tendrá que volver a las urnas el próximo 26-J. Romeva ha querido dejar claro que aunque el Estado esté en un "periodo de transición, no nos quedaremos quietos" porque eso "no es una excusa para no sentarse en una mesa a negociar".

Una de las trabas para llegar a un acuerdo es que sólo un partido español, Podemos, defiende el referéndum catalán, pero el resto lo rechazan o miran hacia otro lado. Y no sólo eso. También destaca cómo el Tribunal Constitucional se ha ido cargando las leyes de la desconexión, entre otras. 

Por todo ello, Romeva se ha vuelto a lamentar de que en el Estado no suceda como en el Reino Unido, que dejaron votar en un referéndum a Escocia, y que si hubiera salido afirmativo Londres habría permitido la ruptura, y ha puesto el Brexit también como ejemplo de que "la Unión Europea es un proyecto dinámico, y no estático".