El Palau de Pedralbes y sus jardines han pasado a ser propiedad de la Generalitat, que tiene intención de utilizarlo como sede representativa y centro de relación institucional del Govern. Así se ha acordado este martes en la reunión del Consell Executiu, donde se ha dado luz verde a la cesión gratuita por parte del Ayuntamiento de Barcelona de la finca donde está situado este edificio que en los años veinte del siglo pasado sirvió de residencia a la familia real española. Asimismo, según ha podido saber ElNacional.cat, desde presidència se ha informado de que se destinará a aquella instalación al que ha sido responsable de Relaciones Externas y Protocolo de la Generalitat con todos los presidentes desde Jordi Pujol, Carles Fabró.

El nombre de Fabró no es demasiado conocido entre la opinión pública pero sí es habitual su imagen dado que a menudo ha aparecido tras los presidents, ya fuera Pujol, Pasqual Maragall, José Montilla, Carles Puigdemont, Quim Torra o el mismo Pere Aragonès, acompañándolos en los actos institucionales, comprobando que se cumpliera el protocolo acordado. El hasta ahora responsable de protocolo empezó a trabajar para la Generalitat desde el departamento de Gobernació en 1985, con la primera promoción de los Mossos; pasó a convertirse en técnico de protocolo del president en 1992, y coordinador de esta área en 1996. Desde el 2000 es el responsable del gabinete de relaciones externas y protocolo.

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Carles Fabró durante la declaración en el Supremo por el juicio contra los líderes del procés

Con los años, Fabró se ha convertido en una institución en el Palau de la Generalitat y el hombre que realmente dispone de más información de todos los presidents que han ido ocupando el edificio, una calidad que a pesar de la discreción granítica del personaje no gusta a todo el mundo por igual. Su marcha impactará en la dinámica del trabajo de un edificio que, más allá de las tormentas que ha tenido que superar, siempre mantenía un punto de referencia en la relación con otros organismos, cuando menos, desde el punto de vista de las relaciones protocolarias. Más allá de las especulaciones a que ha dado lugar este relevo entre los habituales en la Plaça Sant Jaume, Fabró asegura a todos aquellos que le preguntan que el cambio se hace a petición propia por un proyecto, el del Palau de Pedralbes, en el cual está implicado desde hace tiempo y con la idea de habilitar esta nueva instalación del Govern, que se plantea como un nuevo reto profesional.

Segundo Palau

Esta mañana el Consell Executiu ha dado luz verde a la cesión gratuita por parte del Ayuntamiento de la finca de 73.160 m2 del barrio de las Corts donde se encuentra el Palau de Pedralbes y sus jardines. El Govern asumirá todos los gastos de mantenimiento del inmueble y el jardín, que se incorporarán al inventario General de Bienes de la Generalitat de Catalunya.

La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha explicado que a partir de ahora el edificio de Pedralbes se destinará a sede representativa y "será de facto un segundo Palau de la Generalitat donde se podrán organizar actos y encuentros institucionales". Plaja ha explicado que hasta ahora la finca era propiedad del Ayuntamiento y la cesión de hoy es resultado de un largo proceso, después de que en diciembre del 2004 la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona firmaron un acuerdo de cesión de uso, en que la Generalitat contribuyó a a la reforma de la plaza de las Glories, con 58 millones de euros. En marzo 2019 el Ayuntamiento aprobó la cesión gratuita de la finca a la Generalitat, pero no ha sido hasta ahora que ha culminado todo el proceso. La Generalitat ha asegurado que, de momento, no habrá cambios en las actividades que se hacen en el Palau, entre las cuales, un ciclo de conciertos durante el verano.

El Govern ya ha utilizado Pedralbes para diferentes actividades, entre las cuales, ser sede de la Unión Por el Mediterráneo, pero también como lugar ocasional de trabajo del president de la Generalitat. Durante el primer tripartito se aprovechó este edificio para celebrar algunas de las reuniones entre los socios del ejecutivo, en particular cuando se quería esquivar la prensa. De hecho, durante la presidencia de Pasqual Maragall se reformó una parte de las instalaciones con este objetivo. Posteriormente, el Palau fue escenario de algunos acontecimientos clave, como la reunión en diciembre del 2018 entre los presidentes Pedro Sánchez y Quim Torra y miembros de los respectivos gabinetes en que se aceptó la existencia en Catalunya de un conflicto político y la necesidad de una mesa de diálogo.

Choque Aragonès-Borràs

Más allá de este tema, la portavoz del Govern ha esquivado todas las preguntas en relación al choque entre el president de la Generalitat, Pere Aragonès, y la presidenta del Parlament, Laura Borràs, después de que esta aseguró que habían mantenido una reunión en qué había propuesto al jefe del ejecutivo catalán coordinar un frente anti-represivo. La consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, negó ayer, horas después de las afirmaciones de Borràs, que se hubiera propuesto ningún acuerdo. Plaja se ha limitado a asegurar que "la consellera Presidència dio las explicaciones en nombre del propio presidente" y se ha amparado en la separación de poderes para evitar pronunciarse sobre la polémica al Parlamento a raíz de la inhabilitación del cupaire Pau Juvillà.

La portavoz ha reclamado que tiene que haber un "mínimo común denominador" en la lucha anti-represiva desde el "máximo consenso y unidad de las fuerzas", y ha remitido todas las cuestiones que se han planteado sobre cómo vehicular el procés independentista a la conferencia que Aragonès ofrecerá el lunes a las seis y media al Museu Nacional d'Art de Catalunya. Plaja ha insistido que la voluntad de Aragonès es rehacer la unidad de soberanismo y trazar una estrategia compartida y práctica para conseguir la independencia.