Una investigación del Servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Barcelona ha revelado que el régimen franquista promovió la construcción de refugios antiaéreos en Barcelona siguiendo los modelos republicanos desde el final de la Guerra Civil y hasta finales de los 50, ha informado el consistorio en un comunicado este domingo. En los años posteriores a la guerra, "Franco no sabe qué pasará con la guerra mundial. Está al acecho. Piensa que tiene que seguir militarizando una defensa, por eso sigue construyendo refugios", ha explicado la arqueóloga Carme Miró.

Finalizada la Guerra Civil, las autoridades tapiaron algunos de los refugios republicanos en Barcelona por seguridad, pero "se quedaron con la idea, vieron que era buena y la siguieron aplicando, no sólo en Barcelona sino en otros lugares," ha dicho la arqueóloga. "Eso no lo sabíamos hasta que hemos empezado a hurgar en la documentación y en las estructuras que hemos "encontrado", ha detallado, y ha explicado que después de la guerra el franquismo siguió la tarea de la republicana Junta de Defensa Pasiva en materia de protección civil, aunque con finalidades y objetivos diferentes.

Miedo a los aliados

El objetivo era crear una red de refugios antiaéreos que pudiera dar refugio al más de un millón de personas que vivían semillas en Barcelona, que en este momento contaba con 111 refugios acabados, 155 en medio construir y 606 en construcción en mina.

Este temor a una intervención por parte de los aliados, según la investigación, condujo el régimen franquista a aprobar en julio de 1943 un decreto para iniciar un plan de defensa que tenía que dotar en Barcelona de 304 refugios en mina, tres de entradas y 400 celulares con 800 bocas.

En cuanto a los refugios totales, "no hay una cantidad exacta, pero hay más de 100 construidos y reaprovechados por el franquismo", ha explicado el arqueólogo Jordi Ramos, experto en la Guerra Civil que ha colaborado con el Servicio de Arqueología en esta investigación.

La Carta Arqueológica municipal cifra en 1.273 los refugios antiaéreos de Barcelona que, para Miró, es "yacimiento único, pequeñas piezas de un rompecabezas que ayudan a avanzar en el conocimiento y la historia". Y aunque "no se puede conversar todo, sí se puede documentar, ha explicado la arqueóloga y responsable del Plan Bàrcino, y ha adelantado que el Ayuntamiento trabaja en nuevas formas de visualización del legado arqueológico de la ciudad documentado a la carta.