El Reglamento Penitenciario estipula que cuando un preso ha cumplido una cuarta parte de la pena, está tipificado en segundo grado y tiene buena conducta, puede empezar a disfrutar de permisos para salir puntualmente de la prisión. Tanto Jordi Cuixart como Jordi Sànchez cumplen con estos requisitos y por eso, la Junta de Tratamiento de Lledoners los ha empezado a conceder salidas de dos y tres días, al margen de las autorizaciones para trabajar, que ha avalado el juzgado de vigilancia penitenciaría. La Fiscalía, sin embargo, entiende que es inaceptable y persiste en su combate con argumetnos como que a un violador que "lo volvería a hacer" nunca se le dejaría salir. Hoy ha impugnado un nuevo permiso de 72h que se concedió a Jordi Cuixart, porque no se arrepiente ni rectifica.

Hace una semana, el juzgado de vigilancia desestimó los argumentos de la Fiscalía, que solicitaba prohibir una salida de tres días del presidente de Òmnium que había validado Lledoners a finales de enero. Ante la negativa, el ministerio fiscal ha decidido llamar a otra puerta, la de la Audiencia de Barcelona. El nuevo recurso presentado expone el mismo razonamiento, básicamente que no se lo puede dejar unas horas en libertad porque no reconoce el delito ni se ha sometido a ningún programa específico de tratamiento que le permita darse cuenta de la gravedad de los hechos cometidos y "reeducarse".

Como un violador que "lo volvería a hacer"

El escrito señala que Cuixart "presenta importantes distorsiones cognitivas" porque "niega el carácter delictivo de su conducta, cosa que necesariamente impide la modificación de conductas desajustadas". Y añade que "el interno no se siente obligado por las normas, sino sólo por sus planteamientos y códigos de conducta".

En la misma línea apunta que "en relación al reconocimiento del delito", el informe que avala el permiso "contradice el informe del psicólogo, del cual no se desprende en ningún momento que manifieste voluntad de cambio ni de arrepentimiento."

La Fiscalía concluye que las declaraciones de Cuixart "indicando que lo volvería a hacer en las mismas condiciones y por las mismas vías, resultan definitivas". Y para justificarse, hace una comparativa con otros delitos con penas similares a la que se ha impuesto a los Jordis, como pueden ser agresión sexual con penetración u homicidio. Explica que en casos como estos sería impensable "conceder un permiso a un interno que manifestara que lo volvería a hacer en las mismas condiciones".