Las peticiones de prisión que ha pedido la fiscalía han comportado la reacción inmediata de los políticos soberanistas, que han hecho notar su indignación:

El vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, ha subrayado que el Estado español "ha escrito su sentencia", al mismo tiempo que lo ha advertido que "el procés es imparable" y que "no nos pararán por muchos años de prisión".

El presidente del PDeCAT, David Bonvehí, aprovecha para "reiterar" que los presos políticos "son personas inocentes" y para matizar que este procedimiento "es una revancha".

La diputada de los comuns Elisenda Alamany tilda la acusación de "intolerable" ya que considera a los presos "personas dignas y pacíficas". También apunta que "la represión nos aleja de una solución democrática para Catalunya".

El portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, es el más contundente: "25 años de prisión por votar y 9 por violar".

El conseller de Ensenyament, Josep Bargalló, califica el juicio de "farsa" y asegura que el Estado "tiene miedo de la democracia".

Joaquí Urías, profesor de Derecho Constitucional y exletrado del Tribunal Constitucional, cree que "la Fiscalía quiere guerra" en el momento en que presenta estas penas de prisión. En la misma línea matiza que "si alguien está contento con estas peticiones" es porque realmente "quiere conflicto".

El conseller de Treball, Chakir el Homrani, se suma al gran número de críticas que tildan las acusaciones de "farsa". Además, el Homrani añade que se inventan delitos "de una realidad que no ha existido".

Por su parte, el conseller de Acció Exterior, Ernest Maragall, asegura que estas acusaciones y penas de prisión demuestran que el Estado "rompe toda esperanza de rectificación y reconciliación".

El exconseller Francesc Homs, se limita a recordar que para que haya delito de rebelión tiene que haber un "uso ilegítimo de armas de guerra o explosivos".

El conseller de Territori, Damià Calvet, advierte que no nos pararán y pide movilizarse "en defensa de su libertad".

El onseller de Interior, Miquel Buch, subraya que no nos intimidarán al mismo tiempo que dice que se ha creado "un falso relato que demuestra una vez más que vivimos en un estado represor".