Eva Kaili, la vicepresidenta detenida del Parlamento Europeo, fue quien cortó el discurso del president en el exilio, Carles Puigdemont cuando intentaba denunciar las relaciones armamentísticas entre el presidente ruso, Vladímir Putin y España. Sucedió en abril, cuando Puigdemont hizo una declaración desde la Eurocámara como respuesta a las acusaciones de la derecha españolista, que aseguraban que en el 2017 se había reunido con representantes del Kremlin. Un discurso que no gustó la vicepresidenta, que lo hizo abandonar el atril sin que pudiera acabarlo. Kaili ahora se ha convertido en noticia después de haber sido detenida por las autoridades belgas por su implicación en una presunta trama de corrupción por la cual Qatar habría sobornado a varias personas con una posición política en la Eurocámara para "intentar influir en las decisiones económicas y políticas". Después de registrar su domicilio, la policía ha encontrado bolsas llenas de billetes, y su padre ha sido detenido después de ser visto in fraganti mientras intentaba huir con una maleta llena de dinero.

Durante la sesión plenaria del 6 de abril en el Parlamento Europeo, Puigdemont subió al atril después de haber hecho una petición para hacer una declaración para contestar a las acusaciones sobre sus contactos con el Kremlin. "Es una mentira construida por el servicio de inteligencia español para socavar el movimiento independentista", afirmó el president en el exilio, que apeló al Parlamento Europeo y su lucha contra las noticias falsas para que investigara las "calumnias" de este tipo que "nunca son perseguidas por la justicia española". Así, explicó que todo surgía a partir de un informe de la policía española que supuestamente probaba estos vínculos entre el Gobierno de Catalunya y el gobierno ruso, pero que el fiscal general del Estado había desestimado por su total "falta de credibilidad".

Puigdemont proseguía detallando que los supuestos "mensajes comprometidos" que demostraban esta relación, en realidad, eran "pasajes de un libro" sobre dos espías rusos que vivían en los Estados Unidos que el director de su oficina había traducido del ruso al catalán y al castellano. Es en este momento cuando se produce la primera interrupción. "Señor Puigdemont, Usted tiene que responder a las acusaciones hechas contra su persona", le reclamó Kaili. El president contestó señalando que precisamente estaba denunciando que la supuesta relación con los servicios secretos rusos eran "mentiras". La vicepresidenta entonces permitió que continuara y Puigdemont prosiguió señalando otro ridículo de los argumentos con los cuales lo acusaban. "La persona acusada de ser un espía ruso y de ser el contacto entre Putin y el movimiento independentista catalán era el encargado de las relaciones comerciales entre Rusia y Catalunya en la Cambra de Comerç de Barcelona", señaló. También apuntó que no podía ser un espía ruso cuando las autoridades españolas le acababan de conceder la residencia en la Unión Europea.

Después de esta argumentación, Puigdemont quiso ir un paso más allá y señalar la relación armamentística entre España y Putin. "Mientras Catalunya se manifestaba en masa para convertirse en un estado independiente dentro de la Unio Europea, los barcos de guerra rusos repostaban más de 50 veces en puertos españoles", apuntó. Sin embargo, no pudo extenderse en sus argumentos, porque Kaili lo paró de nuevo. "Creo que ya ha respondido a lo que le preocupaba y me parece que no es momento para iniciar un debate sobre el resto, que no se forma parte de los temas que trataremos en estos momentos. Así que muchas gracias, señor Puigdemont," concluyó la vicepresidenta ante la estupefacción del president.