Si el independentismo no suma mayoría en el Parlament, Miquel Iceta (Barcelona, 1960) está tan convencido de que será president que sólo está dispuesto a votar una investidura suya. Por activa y por pasiva, durante toda la campaña, ha dicho que no investirá a un presidente independentista, pero tampoco a un presidente de derechas (ni a una presidenta de derechas). Con su candidatura excepcional, que incorpora a personas tan lejanas como Ramon Espadaler o Carlos Jiménez Villarejo, trata de liderar una especie de tercera vía. Quiere ser el candidato que genere más consensos. O al menos menos rechazos.

Entre las primeras cosas que haría, dos llamadas. La primera, al presidente español Mariano Rajoy, para convocar varias reuniones para ponerse a trabajar para resolver el conflicto. La segunda, al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para dejarle claro que Catalunya ya no será un "problema". Como estará tan ajetreado, tiene previsto recuperar la figura del conseller en cap. Quien la ocupará todavía es un misterio.

Miquel Iceta PSC - Sergi Alcàzar

El president Puigdemont dice que usted tendría que sentir vergüenza por haber aprobado el 155.

Él quiere rehuir su responsabilidad. Si ha habido 155 es porque él, que había decidido convocar elecciones, retrocedió por presiones del movimiento independentista. Y él ahora debe pensar que se equivocó, que hubiera tenido que mantener la decisión que había tomado.

Durante la campaña se ha erigido en medio de los dos bloques, pero también es cierto que los socialistas estuvieron en uno de los dos bloques.

No, nosotros dijimos una cosa muy sencilla: ni DUI, ni 155; elecciones. En el momento en que se hizo la declaración de independencia, el 155 se volvió inevitable. Y ha servido para convocar elecciones de forma inmediata. La lástima es que no las convocara quien las tenía que convocar. Nos hubiéramos ahorrado muchos quebraderos de cabeza.

¿Con un candidato en Bruselas y otro en Estremera, son unas elecciones en igualdad de condiciones?

No, es evidente que son unas elecciones en unas condiciones excepcionales. Y por eso nosotros siempre hemos considerado desproporcionadas medidas cautelares que implican cárcel por un delito que nosotros creemos que no requeriría de estas medidas cautelares. Como se ha demostrado en el caso de otros miembros del Govern o de los miembros de la Mesa del Parlament.

¿Qué supondría una nueva mayoría independentista?

Supondría que tendría la misma habilitación que tuvo el 27 de septiembre del 2015. Por lo tanto, tendría todo el derecho a gobernar, pero no podría saltarse la ley. Como todo Gobierno, por otra parte.

Usted ha dicho por activa y por pasiva que no investirá ni a un president independentista ni un presidente de derechas. Si usted no es investido presidente, ¿no contribuirá a la gobernabilidad?

Creo que no se dará ninguna otra circunstancia. Hay dos posibilidades. Por una parte, puede haber una mayoría de independentistas, y ya nos dirán a quién quieren poner de president. Por otra parte, si no la tienen, la única posibilidad que veo de un pacto de una cierta transversalidad es mi investidura.

¿Aunque usted no quede por delante de Arrimadas?

Aspiro a ser la fuerza más votada. Pero aunque no lo fuera, es verdad que la investidura en el Parlament la obtiene quien tiene más apoyos parlamentarios. En este caso, o tienes mayoría absoluta o tienes más 'sí' que 'no'. Y yo creo que dentro de los partidos no independentistas el candidato que tiene más opciones para establecer un acuerdo de esta naturaleza soy yo.

Si Arrimadas quedara por delante suyo, ¿le votaría una investidura?

Es que PP, PSC y Ciutadans no sumarán. Eso lo sabe todo el mundo. Por lo tanto, estamos hablando de escenarios imposibles...

Algunos han querido presentar los indultos como la prueba de que el PSC quiere pactar con los independentistas, algo que no es cierto

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¿Contempla un escenario de segundas elecciones?

Intento no hacerlo. Teóricamente no es descartable, pero intento no hacerlo, porque de alguna forma sería como decirle a la gente que no han votado suficientemente bien, que a ver si afinan más. No veo por qué dentro de cuatro o cinco meses el resultado sería diferente. El esfuerzo que se tiene que hacer para traducir la voluntad ciudadana en gobierno se tiene que hacer sea cual sea el resultado, intentando evitar la repetición electoral.

¿No se imagina un escenario como el que llevó a la investidura de Rajoy, con una abstención forzada de los socialistas?

¿Forzar una abstención para hacer presidente a quien?

¿Arrimadas?

Es que con una abstención socialista Arrimadas no sale. Todos vemos las mismas encuestas. Los que hablan de eso sólo piensan en una suma que ninguna encuesta da. Eso no sale ni en pintura. Es un escenario imposible. Pero tampoco es deseable.

Si fuera investido, ¿acogería representantes de Ciutadans y el PP en su Govern?

Yo lo que intentaría es no hacer un gobierno de coalición, con cuotas de partido. Intentaría hacer un gobierno muy potente, que pudiera hacer muy bien su trabajo. Incorporaría a la gente en función de su valía, y no de su procedencia.

¿También de estos partidos?

¿Por qué no? Seguro que tienen gente válida, como también incorporaría a independientes e incluso a gente que ha estado en otros planteamientos políticos. Aquí lo que se trata es de hacer el mejor gobierno posible dentro de una coherencia. Es evidente que sería un gobierno que no querría la independencia, pero que tampoco querría el inmovilismo. Estas son las reglas del juego.

Xavier Domènech dio algunos nombres de gente a quien incluiría en un gobierno suyo: Núria Parlon, David Fernàndez y Joan Tardà. ¿Usted se atreve a dar nombres?

Uy, yo a este juego no jugaré hasta que no tenga la posibilidad real de hacerlo realidad...

Los comuns le han extendido la mano este jueves. ¿No la coge?

Siempre acepto las manos que me dan. Lo que pasa es que ellos me han extendido una mano a mí y una mano a Esquerra Republicana. Esto es incompatible. Esta legislatura no podrá ser. Se tendrán que plantear otros caminos.

Los comuns me han extendido una mano a mí y una mano a Esquerra Republicana. Esto es incompatible.

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Aparte de los indultos en caso de condena firme, que ya han provocado bastante revuelo, ¿qué más se plantea para "recoser las heridas", cómo dice usted?

Para recoser las heridas lo que se tiene que promover es la recuperación del respeto. El respeto a todas las ideas, el respeto a las instituciones y el respeto a las leyes. Yo siempre he pensado que, cuando alguien accede a la presidencia de la Generalitat, lo hace investido por una mayoría parlamentaria, pero tiene una obligación hacia la sociedad.

Por lo tanto, ningún sector político ni social puede sentirse ajeno ni excluido ni marginado de la presidencia. Desde el primer momento intentaré ejercer desde este espíritu. Yo utilizo a veces una frase de Tarradellas: este es país es lo bastante pequeño para que no se desprecie a ninguno de sus miembros y lo bastante grande para que quepamos todos.

Ha dicho que la propuesta de los indultos le restará votos. ¿Por qué lo cree?

Porque creo que hay mucha gente que está más en clave de revancha que en clave de solución. Y la prueba es que he recibido críticas de los dos lados, e incluso algunas de mi casa. Pero yo creo que alguien que aspira a la presidencia tiene que pensar no sólo en el día de las elecciones, sino en los días que vendrán. Ante problemas políticos, tenemos que ser audaces y encontrar maneras. Me encantaría que no se tuviera que aplicar, porque querría decir que no ha habido condenas, que es el escenario deseable. Pero eso no depende de nosotros, sino de la justicia.

Si pretende encontrar soluciones innovadoras como esta, estos ataques por todos lados se los encontraría durante toda la legislatura...

La presidencia de la Generalitat es una institución por ella misma. Y la pienso servir en el interés del país e intentado representar a todo el mundo de la mejor manera posible. Y para mí, de los problemas que hemos tenido, el de la división social, el de la consolidación de dos mundos impermeables que no se hablan, es de los peores. Por lo tanto, yo intentaré por todos los medios que eso no cuaje, que no sea una especie de dato irreversible a la que nos tengamos que resignar.

¿Teme que Ciutadans le haya robado al PSC unos votantes que ya no volverán?

Mire, yo lo que he descubierto en todas las elecciones celebradas los últimos cinco años es que ya no hay electores de uno u otro partido. Por lo tanto, gente que ha votado una cosa acabe votando otra a la siguiente elección ahora es lo más normal. Los partidos no son propietarios de los electores.

Sin embargo, como ha dicho, hay un votante que quiere revancha. Antes probablemente votaba socialista, pero ahora, en un contexto de polarización, quizás se irá a Ciutadans...

Es posible. Hay gente que no entiende y además es lógico. ¿Por qué hablar de este tema cuando todavía no ha habido juicios? E incluso algunos de los afectados también lo dicen: "no nos consideren culpables". Pero si lo dije es porque me preguntaron si pediría una amnistía, y dije que en todo caso pediría indultos.

Pero ya va bien, porque quizás hay quien piensa que hay alguien que intenta resolver problemas en vez de agrandarlos. Por lo que veo, eso algunos lo han querido presentar como si fuera la prueba de que el PSC quiere pactar con los independentistas, algo que no es cierto.

Si los independentistas no tienen mayoría, la única posibilidad que veo de un pacto de una cierta transversalidad es mi investidura 

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Usted propone dos referéndums: uno sobre la reforma constitucional y el otro sobre un nuevo Estatut. Si los pierde, ¿qué?

Que tendría que buscar otra fórmula. Y seguramente no sería yo la persona más adecuada para buscarla. Cuando uno hace una apuesta política fuerte y no tira adelante, lo mejor que puede hacer es dejar a otros que intenten otra cosa. Es una reflexión que también tendrían que hacer los independentistas, visto lo que ha pasado estos últimos dos años.

¿Qué ha pasado con su propuesta de vía canadiense?

Que mi partido no la aceptó...

¿Y entonces ha renunciado?

Es que yo creo que ahora lo que tengo que hacer es que salga la buena, y la buena es la de la reforma constitucional y estatutaria.

¿Y no la podría recuperar?

Si quiero hacer lo primero, ¿por qué me tengo que poner en un fracaso? Es como si yo le pregunto a qué medio irá si le despiden mañana...

Ya se ha situado en estos escenarios. Por ejemplo, usted ha dicho que si en dos años no ve frutos, dimitirá.

Claro, pero por eso no buscaría otra salida. Yo creo que tendría que ser otro. Creo mucho en lo que estoy defendiendo. Si no tirara adelante, no improvisaría otra salida. Tendría que ser otra gente quien la probara.

¿Quedaría legitimada esta vía?

Si hubiera mayoría... Pero ya te digo: eso lo tendrá que hacer otra gente. Como también es muy posible que el mundo independentista tenga que producir relevos para reformularse.

Usted lo fía todo a la reforma todo a la reforma constitucional y estatutaria...

¡No! Yo tengo un menú de siete platos. En el primero están las 45 reivindicaciones de Puigdemont, sin el referéndum. En el segundo, el despliegue del actual Estatut y la recuperación de elementos perdidos por la sentencia del TC. En el tercero, la financiación. En el cuarto, las inversiones y la gestión de infraestructuras. En el quinto, temas que tienen que ver con lengua, educación y cultural. En el sexto, Barcelona. Y en el séptimo, la reforma constitucional.

Pero Rajoy les prometió una reforma inconstitucional, y a la hora de la verdad no están por eso. En el PP se mueven entre los que quieren hacer retoques mínimos, los que no quieren hacer ninguno y los que quieren hacerlos para recentralizar...

¿En qué reforma ha estado nunca de acuerdo el PP? Cuando se hizo la Constitución el año 78, una parte de la derecha española no la quería. Cuando se hicieron reformas como el divorcio, la despenalización del aborto, el matrimonio de personas del mismo sexo, también. Cuando decimos que el PP es un partido conservador no es un insulto; es una descripción.

Es obvio que el PP no es un partido entusiasta de las reformas. Ahora bien, también es verdad que ahora todo el mundo ha visto que la alternativa al inmovilismo es una ruptura que no beneficia a nadie. O los dos ganamos, o los dos perdemos. Y yo creo que va abriéndose camino en muchos sectores de la derecha española la idea de que tenemos que encontrar un acuerdo razonable que permita avanzar a Catalunya y que los catalanes vean que una vía dialogada da más rendimiento que el intento rupturista que tantos costes ha causado.

Va abriéndose camino en muchos sectores de la derecha española la idea de que tenemos que encontrar un acuerdo razonable que permita avanzar a Catalunya

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¿La actuación del Estado el 1 de octubre no acabó de romper los pocos puentes que quedaban para mucha gente?

Es posible, pero había gente que ya había desconectado antes. Nosotros también dijimos que la operación policial fue desproporcionada, porque aquello ya no era un referéndum y no se tenía que atacar precisamente sobre las personas que querían manifestar una opinión. Fue un error muy grave que seguramente lo ha liado todo. Tanto es así que los únicos argumentos del independentismo ahora son el 1-O y el 155. Ya no hay una propuesta positiva. Ellos mismos dicen que no sabrían cómo hacerla. Por lo tanto, si no se hubiera producido una actuación como esta, hoy el independentismo todavía tendría menos argumentos.

¿Cómo se lo hará para convencer esta parte importante de la población que ya ha desconectado?

Sobre la base de avances concretos, que se puedan tocar, que no sean promesas y reivindicaciones. Por eso creo que o en un plazo razonable se han producido, o no tendremos argumentos para convencer a una parte de estos independentistas que quizás se han vuelto independentista por falta de alternativa o que aspiraban a una negociación que finalmente no se produjo. Por eso necesitaremos resultados, para ir curando esta fractura.