La visita relámpago de Pedro Sánchez a Cotlliure y Argelers de la Marenda para rememorar la muerte de Antonio Machado y homenajear el exilio republicano formado por casi medio millón de personas -la mayoría, catalanes-, que huyeron del fascismo no será, como se había pretendido desde el principio, un acto histórico y solemne de conciliación francoespañol, ya que no contará con la presencia del presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, ni el primer ministro, Edouard Philippe ni ningún miembro de su ejecutivo.

Desde el principio, los deseos del Gobierno pasaban para que Macron se añadiera al acto, lo cual lo habría dotado de un simbolismo que podría incluso llegar a emular las célebres imágenes de los mandatarios franceses y alemanes en recuerdo a los muertos de las guerras que los han enfrentado. En este caso sin embargo, no como recuerdo de enfrentamientos mutuos sino como reconocimiento de la discutible acogida de Francia de los centenares de miles de refugiados de la Guerra Civil.

Además, al principio de febrero el secretario general de Asuntos Internacionales español, José Manuel Albares, presentó la visita como una importante colaboración franco-española, pero a la hora de la verdad, serán sólo autoridades locales las que reciban al presidente español.

Con todo, desde la Moncloa, se ha querido quitar importancia a este hecho y se ha asegurado de que la no asistencia de ningún miembro del ejecutivo francés responde a un acuerdo entre los dos gobiernos para respetar la voluntad de la parte española de celebrar una ceremonia sobria centrada en la memoria democrática española.