Las declaraciones de los líderes de PP, Vox y Ciudadanos comparando la situación en la escuela de Canet de El Turó del Drac -a raíz de la polémica sobre la imposición del 25% de castellano en las aulas- con la Alemania nazi y con el apartheid han sido recogidas en un informe que los eurodiputados de ERC, Diana Riba y Jordi Solé, han hecho llegar al comisario de Justicia, Didier Reynders.

El informe incluye declaraciones de dirigentes como el presidente del PP, Pablo Casado; la secretaria de organización popular, Ana Beltrán, la presidenta de Cs, Inés Arrimadas; el portavoz naranja en el Parlament, Carlos Carrizosa, la fundadora de UPyD, Rosa Díez; o el exalcalde de la Coruña, el socialista Francisco Vázquez. Igualmente, se incluyen artículos periodísticos con tono similar.

"Consideramos inadmisible la banalización del nazismo y el apartheid. Estos acontecimientos no tienen nada que ver con el totalitarismo o la supremacía. Al contrario, son en beneficio de la cohesión social y poner fin a la discriminación lingüística de los ciudadanos de Catalunya", adverteixen.

 

En el informe se explica la situación del catalán -"hoy la lengua catalana está en serio peligro de inmersión", avisa- y la aplicación de la inmersión lingüística a partir de la ley de Normalización que se aprobó en el Parlament en 1983. Asegura que durante cuatro décadas la inmersión ha sido un modelo de éxito y explica que un pequeño número de familias, 80 en 15 años, han pedido a los tribunales más horas de enseñanza en castellano, lo cual ha acabado con la sentencia del Supremo que obliga a un 25% de castellano.

En este punto recuerda que a principios de diciembre el juez obligó a cumplir esta sentencia en una escuela de Canet por la petición de un solo estudiante de P-5. El texto del informe recuerda que se han pronunciado en contra de este fallo judicial las direcciones de las escuelas, los padres de los alumnos, los responsables de enseñanza, los sindicatos, el ayuntamiento, la mayoría de las entidades sociales y los medios de comunicación, pero que, en cambio, tiene el apoyo de la extrema derecha y los tres partidos contrarios a la normalización, PP, Cs y Vox.