El Govern se resiste a dejarse atrapar en la estrategia de la Operación Diálogo que impulsa la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y la reunión de esta tarde entre el president, Carles Puigdemont, y el delegado del Gobierno, Enric Millo, se ha convertido en una escena más de este pulso. El mismo entusiasmo que el delegado español ha vertido a explicar que había sido una reunión de "mucha trascendencia", el Govern lo ha dedicado a echar agua en el vino y calificar el encuentro de protocolario.

Al acabar la larga entrevista -de dos horas- en el despacho del president, Millo ha explicado desde el atril del govern que había trasladado a Puigdemont "la voluntad de recuperar el diálogo y el clima de entendimiento que se había roto". "No es el momento de hacerse reproches", ha añadido admitiendo que la relación que había hasta ahora no es "ni sincera ni leal".

Ha puesto encima de la mesa la necesidad de convocar las comisiones sectoriales y la bilateral de Estado y Generalitat, además de emplazar a Puigdemont a reconsiderar su voluntad de no asistir a la Conferencia de Presidentes que Mariano Rajoy ha anunciado para mediados de enero.

No obstante, el delegado del Gobierno español ha evitado entrar en la reclamación del Govern de una negociación bilateral con el Estado y se ha limitado a pedir un diálogo sin líneas rojas pero dentro de los límites de la legalidad vigente, que aborde el listado de 46 puntos que planteó Puigdemont a Rajoy en el encuentro que mantuvieron el mes de marzo en la Moncloa, pero dejando de lado la reivindicación del referéndum.

"Este de hoy es un encuentro que para mí tiene mucha trascendencia, porque pone de manifiesto la voluntad de que haya una relación fructífera entre las dos partes, ha subrayado".

Ni negociación ni trabajo

Esta valoración ha contrastado con la de la consellera, Neus Munté, que ha comparecido acto seguido para dar la versión del Govern.

"No podemos expresar satisfacción porque esta no ha sido una reunión planteada en términos de negociación ni de trabajo sino con voluntad poder recibir y conocer las intenciones del nuevo delegado", ha asegurado la consellera.

Munté ha sacado trascendencia a las apelaciones al diálogo de Millo y ha advertido que estos llamamientos se tendrían que traducir en hechos.

Bebidas azucaradas

En este sentido, ha recordado que el Govern todavía espera la concreción de las reuniones pedidas por el president y el vicepresident al presidente español y a la vicepresidenta.

Asimismo ha valorado negativamente la decisión de hoy del Consejo de Ministros de arrancar la puesta en marcha del nuevo impuesto sobre bebidas azucaradas, justo cuando la Generalitat lo ha incorporado a la ley de acompañamiento del presupuestos.

Munté ha reprochado que el Gobierno del Estado "no deja espacio fiscal y quiere ocuparlo todo él", y ha vinculado directamente la decisión de hoy del Consejo de Ministros con el hecho de que Catalunya hubiera adoptado esta tasa. Ha recordado que esta situación se produjo ya con el impuesto sobre depósitos bancarios.

Sobre la petición de Millo de dejar de lado la reivindicación del referéndum, Munté ha subrayado que hay que hablar de todo. "De todo quiere decir de todos los mandatos que surgen del Parlament de Catalunya, que quiere decir el referéndum. Sin límites ni lineas rojas", ha remachado.