Al menos cuarenta miembros del contingente militar español desplegado en Letonia, un auténtico ejército que fue enviado como contrapartida al abandono de las simpatías letonas al independentismo catalán, están aislados en tiendas de campaña tras haber dado positivo de Covid, mientras que un centenar más también pasan cuarentena ser contactos estrechos.

Según informa la agencia Efe, la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) ha denunciado las condiciones de vida de estos militares españoles, que deberían haber regresado a su país el pasado 15 de enero. En un comunicado la ATME advierte de las "durísimas condiciones de vida del personal enfermo o aislado por contacto estrecho, con temperaturas bajo cero" en la base de Adazi (Letonia) ante un evidente abandono por parte del Ministerio de Defensa.

El pasado 23 de diciembre se detectó un brote de Covid-19 en esa base letona, que agrupa contingentes de varios ejércitos extranjeros, que rápidamente contagió a los militares españoles que, como medida preventiva, fueron trasladados a una zona de tiendas de campaña bajo mando canadiense.

El ‘ejército de Margallo’

El contingente español en Letonia fue desplegado en 2017 como moneda de cambio para desactivar las simpatías de esa república báltica hacia el independentismo catalán tras haber dado muestras de apoyo oficial a una eventual declaración de independencia de Catalunya, tal y como reconoció una vez retirado José Manuel García-Margallo, ministro español de Exteriores entre 2011 y 2016. El despliegue tuvo lugar con María Dolores de Cospedal como ministra de Defensa.

El mismo exministro admitió que desactivar el apoyo internacional al independentismo catalán tuvo su precio, entre los que se incluían favores para conseguir que varios países abandonaran su apoyo al soberanismo catalán.

Formado en su primera misión por más de 300 militares y 80 vehículos militares, entre los cuales carros de combate Leopard 2E y vehículos de combate de infanteria Pizarro, el congingente formaba un pequeño ejército con la misión oficial de vigilar la frontera con Rusia y el extraoficial de asegurarse el silencio letón sobre el procés catalán. El precio, sólo en 2017, fue de 63 millones de euros.

 

Imagen principal: Maria Dolores de Cospedal, entonces ministra de Defensa, en una visita al contingente en Letonia en 2017 / Efe