La crisis que atraviesa el Gobierno de Pedro Sánchez a raíz de los casos de corrupción que atenazan al PSOE está teniendo su eco también en el Govern de Salvador Illa. El impacto más directo son los rumores que apuntan a Illa como posible relevo de Sánchez en caso de que las polémicas abiertas acabaran expulsando al presidente español de la Moncloa. Pero, además, con el Gobierno en plena tormenta, una carpeta clave de la legislatura catalana como es el acuerdo sobre financiación singular agota los últimos días sin concretar la formalización que, según el pacto firmado con ERC, se tendría que cerrar antes de acabar este semestre. El plazo acaba el lunes y el Govern asegura que no tira la toalla, a pesar de que los socios de Esquerra no esconden su escepticismo.
Los rumores sobre el futuro de Salvador Illa en un posible relevo al frente del Gobierno se vieron atizados por la reunión que los dos políticos mantuvieron la semana pasada en Madrid, que obligó al president de la Generalitat a aplazar la agenda prevista el viernes por la mañana en Barcelona y a viajar, sin anunciarlo, a la capital española.
Al ser preguntada sobre aquella cita, la portavoz del Govern, Sílvia Paneque, ha quitado hierro al encuentro, que trascendió a través de una información de La Razón, y lo ha circunscrito a una reunión privada que, según ha asegurado, no tiene nada de extraño entre dos personas que mantienen una relación "cordial y fluida", más allá del vínculo institucional. "A ningún miembro del Govern ni a mí misma nos puede parecer extraño que dos personas que tienen relación fluida en el ámbito personal decidan encontrarse", ha asegurado la consellera, que, no obstante, ha evitado dar detalles sobre la razón de la cita, con el argumento que era un encuentro privado, y se ha limitado a señalar la referencia a la gigafactoría de IA.
El único escenario que contempla Illa
Sobre el fundamento que puedan tener las voces que señalan a Illa como posible sucesor de Sánchez, Paneque ha reiterado el discurso del propio president. "Él eso ya lo ha manifestado doblemente. En primer lugar, su apoyo absoluto a Pedro Sánchez y su tarea él como president; y en segundo, su absoluto compromiso con la ciudadanía de Catalunya. Se descarta cualquier escenario alternativo al de este momento", ha asegurado Paneque, que ha insistido que también dentro del Consell Executiu Illa se expresa en los mismos términos. Según la portavoz, para Illa, presidir el Govern "es un gran honor y responsabilidad" y este es el único escenario que contempla: "La continuidad de Sánchez en el gobierno de España y su continuidad. Por descontado, no hay ningún otro escenario que haya contemplado, que al frente del gobierno de Catalunya".
Los rumores sobre un futuro protagonismo de Illa en la política española se producen, además, después de que la semana pasada ya tuvo que dar explicaciones sobre la aparición de su nombre en el informe de la UCO relativo a la corrupción en la cúpula del PSOE y donde se aseguraba que hablaba a menudo con un tal Chili. "No tengo ni punyetera idea de quién el el Chili", aseguró Illa en sede parlamentaria.
Financiación
La crisis del PSOE se produce justo en el momento en que el Govern tendría que cerrar una carpeta clave de la legislatura, como es la financiación singular. Según el acuerdo de investidura entre el PSC y ERC, el nuevo modelo se tiene que formalizar el primer semestre del año en una comisión bilateral Estado-Generalitat. Hace semanas que Esquerra denuncia que la vicepresidenta María Jesús Montero está frenando el acuerdo. De hecho, el reglamento de la Comisión Bilateral fija que la convocatoria de la reunión se tiene que hacer con diez días de antelación, lo cual dejaría la formalización del acuerdo fuera del plazo acordado.
No obstante, la portavoz ha insistido en el compromiso absoluto del ejecutivo con la nueva financiación y la voluntad de cumplir los plazos, aunque quedan apenas cinco días. "Seguimos trabajando con este objetivo, quedan días, la consellera trabaja intensamente para que eso pueda ser una realidad", ha asegurado Paneque, que ha sacado importancia al hecho de que la reunión requiera una convocatoria previa de diez días y ha insistido en que muchos acuerdos clave se cierran el último momento.