La UE "no ha aprendido la lección". Este es el contundente mensaje que quieren transmitir los cooperantes que trabajan en campos de refugiados europeos ante la situación en Afganistán después de que los talibanes hayan tomado el control del país. Lo habrían podido hacer después de la crisis migratoria de la guerra de Siria, pero, por el contrario, ahora aplican políticas migratorias "más a la defensiva" que golpean de lleno a los afganos.

Así lo ha denunciado la abogada y encargada de incidencia política de Legal Center Lesvos, Marion Bouchetel, que recuerda que un 80% de los refugiados en el campo de Mavrovouni son provenientes de Afganistán y la inmensa mayoría ya tienen un expediente de asilo rechazado.

Devoluciones ilegales y violentas

"La mayoría de los afganos que intentan emigrar hoy en día sufren devoluciones violentas, ilegales," ha explicado a la ACN el coordinador y cooperante de la asociación No Name Kitchen, Ricardo Fernández: "Cada día vemos atrocidades por parte de autoridades y devoluciones en cadena desde Italia hasta Bosnia", afirma.

Aunque desde la última semana el foco internacional se ha vuelto a fijar encima de Afganistán, la llegada de ciudadanos a las fronteras europeas no es, ni mucho menos, algo nuevo. De hecho, estas han sido una constante durante los últimos años. Esto ha provocado que los afganos encabecen la lista de desplazados por todo el mundo.

Ayer, después de reunirse con los ministros de Exteriores europeos, Josep Borrell admitió que la UE tendría que abrir una etapa de diálogo con los talibanes, ya que estos han ganado la guerra. Según él, sin embargo, estas conversaciones no implican un reconocimiento por parte de la Unión, sino que tienen que servir para, precisamente, evitar que su llegada al poder se acabe convirtiendo en una crisis humanitaria y en un "desastre" migratorio.

País inseguro

Los que en los últimos tiempos han conseguido cruzar a la Unión Europea, en muchos casos, han acabado en campos de refugiados como los de Mavrouvouni. Bouchetel explica que las peticiones de asilo de los afganos son sistemáticamente rechazadas: hasta hace poco, algunos estados europeos consideraban Afganistán un país "seguro", y, desde Grecia, se les pretende enviar a Turquía con el visto bueno de Bruselas.

Ahora, ACNUR ha pedido que todas las deportaciones de afganos se detengan y se revisen los expedientes de los que se querían repatriar a su país. "Tenemos muy claro que en Afganistán, en estos momentos, no se puede devolver a nadie, no hay ninguna provincia segura", ha expuesto a la ACN  su portavoz en España, María Jesús Vega. En Afganistán, remarca, "las condiciones son de violencia, de conflicto, con violaciones de los derechos humanos diarias contra la población civil".

En la misma línea, Bouchetel asegura que "obviamente, Afganistán no es un lugar seguro, y no lo ha sido en los últimos 10 o 20 años".

Merkel no quiere cometer errores

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha asegurado esta semana que trabaja con otros estados europeos para "proteger" la Unión Europea ante una eventual llegada masiva e irregular de personas por la crisis afgana. En cambio, la canciller alemana, Angela Merkel, ha hablado de centrar esfuerzos en ayudar a los países "de la región" vecina del país asiático para que acojan refugiados y anticiparse para no cometer los errores de la última crisis migratoria.

Ahora bien, ninguno de los dos cooperantes ve posible que la UE aplique, con esta nueva crisis, recetas mejores. "En los campos de refugiados vemos que las políticas migratorias se endurecen más y más y los derechos humanos cada vez son menos respetados", lamenta Bouchetel.