Más allá de la investidura, antes de que acabe el mes de abril, el Parlament debe designar cuáles son los ocho escogidos que envía al Senado como representantes de la cámara catalana. Así lo estipula el reglamento, que prevé que el pleno escoja a ocho senadores de forma proporcional entre los grupos parlamentarios. El resultado obtenido por Vox, cuarta fuerza en el hemiciclo, abre un nuevo frente jurídico, ya que, según la ley, le correspondería por lo menos una plaza. Los grupos estudian cómo cerrar el paso a la ultraderecha sin acabar en el Tribunal Constitucional. Existe el precedente del veto que el independentismo articuló contra Miquel Iceta ahora hace dos años y que acabó en la mesa del TC.

El asunto ha sido motivo de discusión durante la reunión de la Mesa de este martes, según confirman a ElNacional.cat fuentes parlamentarias, que aseguran que los letrados no lo tenían nada claro.

Lo que estipula el reglamento en su artículo 152 es que la Mesa fija con los portavoces de los grupos parlamentarios el número de senadores que corresponden proporcionalmente a cada grupo. Tradicionalmente se han utilizado dos métodos. O la Ley d'Hont o el sistema de resto mayor. Aplicados a los resultados del 14-F, eso querría decir que al PSC, ERC y Junts les tocarían dos senadores a cada uno y que a Vox y la CUP les correspondería uno a cada uno. Eso según la Ley d'Hont. Con resto mayor, habría tres para el PSC, dos para ERC y Junts y uno para Vox.

Una vez decidido el reparto, cada grupo propone sus nombres y es el pleno quien acaba votando. Es aquí donde los grupos independentistas verían la rendija para cortocircuitar a los candidatos propuestos por Vox, como hicieron en su día con Iceta. Entonces los socialistas se quejaron de que la Mesa optara por una votación binaria, de sí o no, en vez de permitir que fuera por papeleta, una opción que no habría podido impedir el nombramiento de Iceta.

El precedente de Iceta

Varias fuentes consultadas por este diario admiten que si se opta por bloquear los nombres propuestos por Vox, eso abriría la enésima batalla jurídica con el Tribunal Constitucional. El partido liderado por Ignacio Garriga podría pedir un recurso de amparo al alto tribunal, como ya hizo en su día Miquel Iceta.

En el caso del primer secretario del PSC, el independentismo impidió que llegara al Senado, dinamitando así la operación de Pedro Sánchez para que el dirigente catalán presidiera la cámara alta. Iceta asistió al TC. Su recurso, sin embargo, acabó decayendo porque los socialistas catalanes acabaron proponiendo un sustituto seis meses después. Por lo tanto, el Constitucional no se acabó pronunciando sobre el caso.

Efecto bumerán

Algunas de las voces consultadas por este medio apuntan que apostar por la vía del bloqueo a Vox podría convertirse en un bumerán. "Viven del victimismo", recuerdan y expresan su recelo porque un veto a sus senadores pueda acabar contribuyendo a su ascenso. En cualquier caso, lo que sí que vaticinan es que será el próximo gran conflicto abierto en el Parlament. Y no quedan muchos días para que se escenifique.

Retorno al hemiciclo

Aparte de la designación de los senadores, la Mesa estudia cómo poder reanudar la actividad en el hemiciclo. Hasta ahora, los plenos que se han convocado, el de constitución y las dos sesiones de investidura, se han celebrado en el auditorio para garantizar la distancia de seguridad.

La alternativa que se planteará al Procicat es volver al hemiciclo, pero haciendo que los diputados se expandan y ocupen, también, el espacio reservado para la prensa, para poder dejar una silla vacía en medio.

Borràs, Granados y Caula en la reunión de la Mesa del Parlament. / ACN