Las fuertes divisiones internas en el seno del partido socialista han impedido que el comité federal del PSOE empezara con normalidad. La reunión, que tenía que comenzar a las nueve de la mañana, se ha visto paralizada durante más de cuatro horas por el hecho de no haber acuerdo sobre quien tenía que dirigir la reunión desde la mesa, y también sobre cuál tenía que ser el orden del día. Al cabo de cuatro horas, sin embargo, y sin no haber aún pacto, hacia la una se ha anunciado un receso indefinido. La división es pronunciada y el comité se podría reprender esta tarde o mañana.

El único punto de acuerdo a que se ha llegado en este intervalo de tiempo es en el de los miembros que forman la Mesa. Estos podían haber variado, pero finalmente se han ratificado los tres que ya había: Verónica Pérez, próxima al sector crítico de la presidenta andaluza, Susana Díaz; Rodolfo Ares, del sector oficialista de Pedro Sánchez, y Núria Marín. Esta última se apuntaba como más afín a Díaz, pero algunas fuentes aseguran que es próxima a Sánchez.

Si bien, la reunión no puede continuar porque la división no permite que el órgano supremo del comité establezca el orden del día. Los afines en Sánchez quieren que se discuta la posibilidad de hacer unas primarias el 23 de octubre y adelantar el congreso extraordinario al 12-13 de noviembre, mientras que los críticos piden discutir la constitución de una junta gestora. Las diferencias entre Verónica Pérez y Rodolfo Llauris, vocal de la Mesa y sanchista, parece que serían las causantes de la falta de acuerdo. Algunas fuentes apuntan que han pasado casi toda la mañana enfrentados por los estatutos y discutiendo.

El otro punto conflictivo y causante del retraso tiene que ver con las discrepancias de los dos sectores sobre el censo, ya que los críticos no reconocen a la Ejecutiva en funciones de Pedro Sánchez, por tanto, no quieren que voten en la reunión de hoy, excepto aquellos como Sánchez que son miembros natos.

Después de horas, en el recuento final constan 253 miembros censados que podrían votar, en caso de sacar adelante al comité federal, pero no se ha confirmado el dato sobre si los 17 que se mantienen afines a Sánchez lo podrán hacer. Los críticos creen que no son legítimos, aunque Sánchez es el único que sí ejercerá su derecho al voto, como el resto de exsecretarios generales también lo pueden hacer: Joaquin Almúnia, Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba. Eso, a pesar de la comisión de garantías –unilateralmente del lado de los críticos– pidió que cesara.

No es una cuestión menor el derecho al voto: si se sacara adelante la propuesta del sector oficialista, o la de los críticos, 17 o 18 votos podrían hacer una diferencia y decantar la balanza hacia uno u otro lado. De perder las votaciones, Sánchez podría quedar entonces deslegitimado, como también Díaz.

El receso indefinido que está teniendo lugar en estos momentos no es el único que se ha producido. A media mañana la organización ha decidido suspender 45 minutos la reunión. Los rumores sobre si la mesa se constituia, o no, han sido constantes, así como la duda sobre si el comité federal empezaba o no. La última incógnita que se queda en el aire es si el secretario general estaría perdiendo apoyos conforme pasan las horas, si miembros del partido toman conciencia de la imagen de desgate que está generando este enfrentamiento.

Tensión delante de la sede

La reunión ha sido tensa desde primera hora. Ante las puertas de la sede de Ferraz se han reunido decenas de personas indignadas con la situación actual del partido socialista. Se han podido oír gritos de "golpistas" cuando entraban algunos de los miembros que dimitieron de la ejecutiva, y también de los contrarios a la abstención del PSOE para facilitar un gobierno de Rajoy, que decían "esto no es la sede del PP".

Sánchez y Díaz ha llegado al comité entrando por el garaje –por separado– evitando el griterío. Aquellos que iban a pie han tenido más dificultades para acceder a la sede, por la nube colosal de periodistas que hay en la calle. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha sido de los primeros en desfilar, aunque antes se habría tomado un café con la andaluza, pillados por unas cámaras.

Una de las personas que había intentado buscar una solución intermedia entre críticos y oficialistas durante los últimos días fue el expresidente del Congreso en la XI legislatura –la fallida– Patxi López, quien ha sido recibido a gritos de "gran Patxi". La diputada del PSC, Meritxell Batet, ha sido recibida a gritos de "no es no" aunque ella es una de las afines al actual secretario general.