Varios colectivos de derechos humanos y civiles han recogido de momento un total de 122 casos de "violencia policial" durante los disturbios de la última semana por la sentencia del juicio al procés. Por eso, han pedido responsabilidad a los cuerpos policiales, revisión de los protocolos, investigaciones judiciales y la prohibición tanto de las pelotas de goma como los proyectiles de foam, así como la identificación clara y comprensible por delante y por detrás de todos los agentes policiales.

El dispositivo SomDefensores está formado por el centro de derechos humanos Irídia, la cooperativa de abogados Iacta, el Instituto Internacional por la Acción Noviolenta-Novact, Stop Bales de Goma y Fede, que agrupa entidades de justicia global.

La inmensa mayoría de casos contabilizados son de la ciudad de Barcelona y el aeropuerto del Prat y el 60% son por actuaciones de los Mossos d'Esquadra. De los 21 casos ya atendidos con psicólogo y abogado, 15 por porrazos a la cabeza: siete de Mossos, cuatro de Policía Nacional y cuatro de origen desconocido.

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Foto: Guillem Ramos

Foam y pelotas de goma

También hay 20 casos de lesiones por proyectiles de foam de los Mossos, dos de ellos a la cabeza y uno de estos con heridas de consideración. También han atendido ocho casos por impactos de bolas de goma de agentes del Cuerpo Nacional de Policía, cuatro de los cuales han perdido un ojo, y dos tienen importantes lesiones craneofaciales. También han alertado de posibles maltratos a la comisaría de la Aliseda de la Policía Nacional.

Núria Monfort, de Iacta, ha explicado que durante estos días el dispositivo ha atendido un centenar de llamadas de personas afectadas por retenciones, identificaciones, detenciones o cacheos. Así, cada día de la semana pasada iba aumentando la presión policial y cree que eso pasó con una "intencionalidad política". Finalmente llegaron las primeras prisiones preventivas, cosa que los "sorprendió" mucho porque los atestados policiales eran muy genéricos y se basaban más en el contexto social que en la actuación individual de los encarcelados. Monfort ha recordado que una medida cautelar como la prisión preventiva no puede tener una finalidad de prevención general negativa, sino que eso sólo lo pueda hacer la pena de prisión definitiva.

También se ha quejado de que algunos autos judiciales aseguraban que las manifestaciones querían impedir el cumplimiento de la sentencia del Tribunal Supremo, cosa que no está pasando porque nadie ha liberado a los políticos presos. Igualmente, algunas resoluciones judiciales criminalizan, han dicho a los letrados, los manifestantes que llevan la cara tapada o llevan gafas protectoras, cosa que Monfort considera normal teniendo en cuenta la retransmisión en directo de las manifestaciones, las numerosas identificaciones policiales y el número de heridos por bolas de goma.

Por todo eso, considera que "se está democratizando la violencia institucional", que hasta ahora, según ella, sólo afectaba colectivos vulnerables como migrantes o jóvenes, pero ahora se amplía además gente. "Los están juzgando por quien son, no por lo que hacen", ha asegurado.

Porrazos prohibidos

Andrés García Berrio, de Irídia, ha explicado que en varias ocasiones se han visto porrazos en la cabeza, prohibidos legalmente, golpes seguidos a personas que son a tierra o se marchan andando, "no para dispersar, sino para castigar, humillar y atemorizar", tiros de foam en zonas tranquilas, o cargas masivas como la del martes pasado en la calle Mallorca con Paseo de Gràcia con miles de personas dispersadas cuando no estaban haciendo nada.

Carles Guillot, de Stop Bales de Goma, y que perdió un ojo por un proyectil de este tipo, ha recordado que el foam también ha afectado a los ojos de algunos 'chalecos amarillos' en Francia. Sobre la posible responsabilidad de mossos, Guillot ha puesto en duda al conseller de Interior, Miquel Buch, ya que, según él, nunca ha habido condenas policiales a agentes para actuar de forma negligente. Hay una "total impunidad", ha dicho, y por eso cree que hay que crear un organismo autónomo que sí que depure responsabilidades, fuera del "corporativismo sindical". También ha pedido que los agentes vayan claramente identificados por delante y por detrás, y con números memorizables.