El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, ha afirmado este miércoles que es necesario hacer una "enorme pedagogía política" sobre la inmigración porque el debate público está "muy sesgado por las vivencias de quienes participan en un determinado entorno social" y sí perciben que los inmigrantes compiten por sus puestos de trabajo.

Borrell ha clausurado la conferencia 'Migración y ciudades' con palabras que, ha avisado, iban a "levantar polémica". Después de que el representante para Europa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ignacio Corlazzoli, subrayase que el inmigrante no quita puestos de trabajo, sino que en general los crea, el ministro ha replicado: "Depende de a quién".

"Seguramente a mí no, mi cátedra en la Universidad no me la va a quitar un inmigrante, y además me ofrece una oferta de trabajo, de servicios domésticos, seguramente a un precio menor que si no hubiera ese flujo. Y además no vive cerca de mi, no tiene un chalet en El Escorial, es decir, hay una parte de la población que obtiene un rédito de la inmigración y no tiene ningún coste", ha dicho.

Pero hay otros segmentos de población, ha proseguido, donde "sí coexisten, y a veces la coexistencia no es tan fácil, y sí compiten por el mercado de trabajo y, por así decirlo, no les aportan un incremento en su bienestar o no son conscientes de ello". Así, ha admitido que aunque se defienda que de los inmigrantes depende la sostenibilidad del sistema de Seguridad Social, ese es "un argumento muy intelectual que no se percibe en las vivencias cotidianas".

Borrell asume que hay una parte de la población que no es "nómada cosmopolita" -la que se beneficia de la Europa sin fronteras- sino gente que ha sufrido la crisis económica y los ajustes y que ve con temor las imágenes que "bombardean las televisiones" y que dan idea de una migración "descontrolada". "Ese miedo es explotado por determinados planteamientos políticos", ha argumentado, poniendo como ejemplo el Brexit, donde ha pesado el miedo a una inmigración como la que ha vivido el sur de Europa "aunque en el Canal de la Mancha nunca se ha visto una patera".

Convencido de que la inmigración va a ser un tema central en las elecciones generales, y más aún en las europeas de mayo -a las que él se presenta como cabeza de lista del PSOE-, ha subrayado que hay que hacer pedagogía, porque "la sociedad envejece y no hay solución fácil para el bache demográfico", especialmente en países como España y Alemania. La forma de superarlo, ha insistido, es "importando población", igual que los emigrantes españoles contribuyeron a superar baches similares en el pasado en el norte de Europa, en parte por el vacío que dejaron las guerras mundiales.

"Luchar contra la inmigración irregular"

El ministro también ha dejado claro que "hay que luchar contra la inmigración irregular", lograr acuerdos de readmisión de inmigrantes con incentivos a los países afectados, ayudar al desarrollo de los países emisores y que la inmigración sea percibida como un fenómeno ordenado.

Y, en todo caso, ha advertido que al final lo que manda es "la voluntad de la gente". El primer ministro húngaro, Viktor Orban, firme defensor del cierre de fronteras y que ha hablado de aceptar solo inmigrantes cristianos, tiene "el apoyo de dos tercios de la población", ha recordado.