El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha procesado Driss Oukabir, Mohammad Houli y Said Ben Iazza, los tres sospechosos que se encuentran en la prisión provisional por los atentados de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017.

El titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 procesa a Oukabir i Houli por los delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de explosivos y estragos en grado de tentativa. A Iazza le atribuye el delito de colaboración en organización terrorista.

En su auto, el magistrado afirma que los tres formaban parte de un "grupo radicalizado su objetivo era llevar a cabo atentados contra sus enemigos, el mundo occidental".

Penas previstas

El delito de integración en organización terrorista prevé una pena de entre 6 y 14 años de prisión. El de fabricación y tenencia de explosivos entre 8 y 15 años y el de estragos, en grado de tentativa, de 10 a 15 años. El delito de colaboración con organización terrorista está sancionado con penas que oscilan de los 5 a los 10 años de prisión.

 

En su auto el juez explica que los tres procesados, junto con los otros siete presuntos  terroristas que resultaron muertos en las localidades de Cambrils, Alcanar y Subirats, constituyeron un grupo terrorista a partir del 2015. Eran jóvenes de origen marroquí,  residentes en Ripoll y  bajo la  dirección espiritual del imán Abdelbaki Es Satty se conjuraron, según relata el juez, “para realizar uno o varios atentados de grandes dimensiones, mediante el uso de artefactos explosivos, a fin de coadyuvar a la estrategia terrorista de la organización terrorista DAESH”.

Grupo cerrado

El auto describe toda la evolución llevada a cabo por el grupo desde 2015 hasta 2017, cuando  unos tres meses antes de la explosión en el inmueble de Alcanar y de los atentados de Barcelona y Cambrils, se convirtieron en un grupo cerrado, que ya comenzó adquirir material y a fabricar explosivos  “ al cual prácticamente ya nadie más tuvo acceso, y les alejó de las personas ( incluso de los familiares) que les rodeaban ante esta nueva etapa que iniciaban” .

Dentro de esa progresiva radicalización el juez relata que ya en 2016, dos de los terroristas fallecidos dijeron a los demás miembros del grupo que querían volar la Sagrada Familia.Todos, según detalla el auto ”aceptarían dicha propuesta, impulsada por el extremismo religioso implantado por el imam Abdelbaki Es Satty”.

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El magistrado recuerda todo el material incautado de “lugares susceptibles de ser objetivos de atentados ( Port Aventura, Salou) Plaza Cataluña ( Barcelona), la Torre Eiffel ( París), Toulose ( Francia) Torre Agbar ( Barcelona), estadios de fútbol Santiago Bernabeu ( Madrid) y Camp Nou ( Barcelona) o el Museo Thyssen ( Madrid)”.

Explosivos almacenados

El juez hace constar la magnitud de los explosivos que se almacenaban en la casa de Alcanar, de  200 a 500 kilogramos, además de 19 artefactos improvisados tipo granada de mano y una faja bomba. El juez añade las 104 bombonas de butano y propano encontradas en la vivienda,  con las que los terroristas pretendían “ amplificar el efecto del explosivo, pretendiendo incrementar el volumen de metralla como la posibilidad de crear bolas de fuego generadas por las cargas GLP”.

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 “Tal cantidad de material para la confección de explosivos y de tal potencia destructiva, de llegar a ser utilizado para atentar en lugares o monumentos con gran afluencia de público, como sería el objetivo de la célula terrorista investigada, hubiera provocado unos daños de enormes dimensiones”.