Argelia ha dado otro toque de atención al presidente español, Pedro Sánchez, después de su alineamiento con Marruecos, y ha descartado reabrir el gasoducto Magreb-Europa (GME), por el que transfería gas a España a través del país alauita. La reapertura de este gasoducto era una prioridad para España, porque permite un suministro de gas equilibrado, al lado de la canalización directa Medgaz que existe entre Argelia y España, pero el giro que ha dado el Gobierno español lo ha paralizado. La cuestión no es menor, hasta el punto de que el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, ha visitado Argel esta semana y ha pedido a las autoridades argelinas que reconsideraran el cierre. Pero Argel lo ha desestimado y el gasoducto con Marruecos, que ahora ha consolidado la invasión del Sáhara Occidental, seguirá cerrado, según la prensa argelina. Argelia rompió relaciones diplomáticas con Marruecos en agosto del 2021, a causa del incremento de tensiones entre los dos países por el apoyo argelino al Frente Polisario, y la decantación de España a favor de las tesis marroquíes ha acabado de crispar la situación. El gasoducto GME (vía Marruecos) aportaba anualmente 6.000 millones de metros cúbicos de gas a España, mientras que por el Medgaz llegan 8.000.

A raíz de eso la situación no para de complicarse. Al cierre del gasoducto, se añade que Argelia ha llegado a un acuerdo con Nigeria para construir una canalización para transportar gas de este país. Eso es negativo para España por dos razones: Con este acuerdo, Nigeria ha descartado la opción de pactar el gasoducto con Marruecos, que ahora es la opción de España, y sitúa el tráfico más al este, con el objetivo de conectar no con España sino con Italia. Y además de esta manera, Argel se pone en disposición de controlar no sólo el 40% de su suministro para España, sino también el 13% que aporta Nigeria, lo que implicaría que el 53% del gas consumido en España vendría de Argelia. Se prevé que la infraestructura transafricana transporte 30.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año desde el corazón de África a los mercados europeos, y supondrá más de 4.100 kilómetros de canalización.

Mientras tanto, la empresa energética argelina Sonatrach ha advertido este viernes que puede "recalcular" el precio del suministro de gas a España, dentro de un contexto en que anticipa "perspectivas prometedoras" hacia los clientes europeos después del descubrimiento de nuevos yacimientos. Argelia “ha decidido mantener para todos sus clientes, precios relativamente correctos”, pero Hakkar no descarta que sea así en el futuro para España. "No se descarta recalcular los precios con nuestros clientes españoles", ha señalado.

Argelia ya ha tomado esta semana unas primeras medidas contra España y ha suspendido los convenios para la repatriación de emigrantes argelinos detenidos en la península. También ha excluido los vuelos de Air Algérie a Madrid y Alicante, a pesar de haber anunciado un programa de 64 rutas aéreas después de la pandemia de la covid. El gobierno de Pedro Sánchez, a través del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha intentado hacer un gesto hacia el gobierno argelino y ha expulsado a este país a Mohamed Azzouz Benhalima, un antiguo cabo del ejército argelino y miembro del movimiento islamista Rachad, que reclamaba Argel, pero eso no ha calmado el malestar gubernamental del país magrebí. El secretario general del ministerio de Asuntos Exteriores argelino, Chakib Kaid, ha indicado que "está claro que Argelia revisará todos los acuerdos con España, y en todos los terrenos, para ver cómo la relación evolucionará en el futuro."