Estamos a las puertas del verano y en el horizonte se divisa un nuevo otoño caliente, ahora sí, consecuencia directa de la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas. El veredicto se espera para finales de septiembre principios de octubre. Y la pregunta que se hace el independentismo es cómo debe reaccionar, más cuando cada día tienen más asumido que habrá condena y que será dura. El president de la Generalitat ha iniciado una ronda de contactos con partidos y entidades para tejer una respuesta consensuada o, cuando menos, lo más consensuada posible.

Por Palau han pasado este martes la presidenta y los vicepresidentes de la ANC y Òmnium. Torra se ha reunido con ellos por separado dando así el pistoletazo de salida al brainstorming de ideas para definir la estrategia de cara a los próximos meses. El denominador común dentro del independentismo es que hay que recoser la unidad, ir a la una, con el mínimo de fisuras. La cuestión es cómo se pasa de proclamar esta intención a ponerla en práctica. De momento, todos coinciden en dos palabras: "unidad estratégica".

La ANC afloja la presión a Torra

Los primeros en desfilar por el despacho de Torra han sido la presidenta y el vicepresidente de la ANC, Elisenda Paluzié y Pep Cruanyes. Lo han hecho instantes después de que el president compartiera con la prensa el balance de su primer año de mandato. Una comparecencia en la cual ha afirmado que no tiene la intención de convocar elecciones, pero que la sentencia del juicio al procés será un punto de inflexión, dejando por lo tanto la puerta abierta a disolver el Parlament si fuera necesario.

Una vez se conozca la sentencia, las entidades organizarán una gran movilización, pero más allá de eso una de las opciones encima de la mesa es que el president convoque elecciones. En la ANC se debate internamente la conveniencia de exigir este adelanto electoral a Torra, pero hoy Paluzié no se lo ha planteado en estos términos de ultimátum. Al contrario. Desde la organización se opta de momento por dar margen al Govern para recuperar la unidad estratégica. Por ahora, pues, evitan poner corsés ni imponer plazos ni fórmulas concretas, a diferencia de lo que habían estado haciendo hasta la fecha.

Eso sí, desde la entidad que hace unos años era el buque insignia del independentismo y que últimamente ha ido perdiendo comba, han trasladado al Govern la necesidad de persistir en la unilateralidad y no esperar de brazos cruzados a la espera de que llegue un referéndum pactado que ven inalcanzable. La ANC reconoce la complejidad aparejada a la vía unilateral y por eso recomiendan leer e interpretar bien todo aquello que se hizo mal entre el 4 y el 27 de octubre de 2017 y qué planes fallaron para no cometer los mismos errores. Uno de los puntos clave pasa por trabajarse más y mejor la complicidad internacional. Paluzié ha puesto como ejemplo el triunfo del independentismo en la Cambra de Comerç.

Òmnium se arremanga

El vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, ha compartido con Torra la indignación de la entidad con el PSOE y más específicamente con Pedro Sánchez por no haber instado ni a la fiscalía ni a la abogacía del Estado a rebajar ni un solo pistón en su persecución contra los líderes independentistas.

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Ante esta situación, misma proclama: hace falta unidad. Sobre cómo se tendría que concretar la respuesta a la sentencia, Mauri se ha mostrado abierto y no se ha mojado por ninguna solución específica. Sí que ha querido recordar que en Catalunya hay un consenso amplio del 80% contra la represión y en defensa del derecho de autodeterminación.

El brainstorming justo empieza. Quedan todavía los partidos políticos. En privado, desde las entidades confiesan que a pesar de no ser excesivamente optimistas sí que confían en que la contundencia de la sentencia acabará de empujar a la unidad, aunque sea por la fuerza.