Imagen inédita la de esta mañana en el Ayuntamiento de Barcelona: los comuns y Junts per Catalunya rubricando un acuerdo de presupuestos. Lo han hecho a cuatro bandas, de la mano de Esquerra Republicana y el PSC —socios en el gobierno municipal—. Los tres partidos han presentado en el Saló de Cent del consistorio el primer acuerdo que Ada Colau ha conseguido aprobar desde que empezó su singladura como alcaldesa el año 2015. La aprobación definitiva será el 31 de enero. Ella misma lo ha bautizado como "acuerdo histórico".

La alianza de los cuatro grupos municipales representa una amplia mayoría de los concejales del plenario: 33 de 41. Solo han quedado excluidos los tres representantes de la derecha no independentista: los cuatro ediles de Cs, los 2 de Manuel Valls y los dos del Partido Popular. El pacto se ha negociado en paralelo a los presupuestos de la Generalitat, que se aprobarán gracias al apoyo de los comuns al ejecutivo de JxCat y ERC, tal como se ha anunciado también esta misma mañana. En aquel caso, los socialistas han quedado fuera. A pesar de poner en valor este doble pacto, Maragall ha querido subrayar que no ha sido solo "un cambio de cromos", sino el resultado de tres meses intensos de trabajo. Los tres objetivos centrales son la lucha contra las desigualdades, afrontar la emergencia climática disminuyendo el uso del vehículo privado y la garantía de un desarrollo sostenible de la ciudad.

Durante la presentación del acuerdo, sus protagonistas han expresado la voluntad de que este sea solo el comienzo de un nuevo ciclo. "El inicio de una nueva etapa de una política útil y de acuerdos", en palabras de Colau. Y es que comuns, PSC, ERC y JxCat han dejado atrás la habitual confrontación entre bloques independentistas y no independentistas que ha marcado el compás de la política los últimos años. En nombre de JxCat, Artadi ha manifestado la voluntad de su grupo de "no quedarse en la crítica, sino que siempre que haya la puerta abierta del gobierno municipal, seguir trabajando". 

A través de este acuerdo, Colau se deshace del estigma de su investidura. Aunque fue ERC, con Ernest Maragall al frente, quien ganó las elecciones, ella descartó un pacto de gobierno con los republicanos y escogió hacer gobierno con el PSC. Una operación para la cual fue imprescindible el voto a favor de Manuel Valls, que a pesar de las discrepancias profundas con las políticas de Colau, priorizó evitar que Barcelona tuviera un alcalde independentista. 

Primeros presupuestos pactados de Colau

Ésta es la primera vez en cinco años como alcaldesa que Colau, que siempre ha gobernado en minioría, consigue seducir a una mayoría  de concejales para acordar los presupuestos. Hasta la fecha solo había podido tirar adelante las cuentas municipales a través de fórmulas extraordinarias. 

En su primer año subsistió gracias a una prórroga presupuestaria que fue salvando a base de parches como modificaciones de crédito. En 2017 la situación se le complicó y Colau decidió someterse a una cuestión de confianza para aprobar presupuestos. Se trata de un mecanismo extraordinario según el cual, si no se presenta una mayoría alternativa de gobierno, los números salen adelante automáticamente. Una herramienta que usaría aún una seguna vez, tras la cual volvió a prorrogar presupuestos. 

Los números

Una vez se aprueben —en el pleno de finales de enero—, estos presupuestos serán los más expansivos de la historia de la ciudad. Llegarán a los 3.000 millones de euros.

El documento definitivo incorporará propuestas de todos los partidos implicados. Los primeros en subir al carro de negociar los presupuestos con el gobierno municipal fueron ERC. El viernes, Colau y Maragall escenificaron la alianza. Después de meses de negociación, los republicanos consiguieron arrastrar al equipo de gobierno hacia su principal demanda, que es añadir a la propuesta inicial 100 millones más, que se destinarán a vivienda social y a combatir la emergencia climática.

Asimismo, Artadi ha destacado que comuns y PSC han aceptado añadir el 75% de sus demandas. Destacan las destinadas a la lucha contra la emergencia climática. A petición de JxCat, habrá 30 millones de euros dedicados a la "renaturalización de la ciudad", es decir, a aumentar los espacios verdes y la reincorporación de la naturaleza en Barcelona.