El barco Aquarius ya navega, otra vez, por aguas del Mediterráneo para seguir rescatando migrantes que huyen de la opresión y miseria de sus respectivos países. Ha vuelto a su “rutina” después de la excepción que hizo la semana pasada desembarcando en el puerto de València a 629 migrantes que nadie quería y que han sido acogidos por la Administración valenciana en un gesto de solidaridad, muy elogiado, y fue retransmitido en directo por 138 medios de comunicación de todo el mundo.

Pues bien, la alegría colectiva por el trabajo bien hecho ha sido ahogada, 48 horas después, por una realidad de la que no puede despegarse el Govern de la Generalitat Valenciana: que cada ciudadano valenciano debe diez mil euros por la deuda pública del Consell (unos 45.000 millones de euros), que no hay manera de conseguir que el gobierno de turno, del Estado, se interese por arreglar la infrafinanciación reconocida que padece el País Valencià y que se concreten las aspiraciones de obtener las inversiones necesarias para que los sectores productivos locales se abran al exterior.

El presidente Sánchez se lo ha dejado claro al president Puig; no habrá nuevo modelo de financiación hasta 2020. Esa era la fecha inicial de finalización de las obras del Corredor Mediterráneo, ahora prevista para 2023. Se supone que esta será la infraestructura para uso empresarial que nos conectará con el norte de Europa y nos sacará de pobres.

No habrá conexión con los corredores Atlántico ni Cantábrico

Y digo ésta porque, este viernes, hemos conocido que el puerto de València, el principal muelle de contenedores del Mediterráneo, y las empresas exportadoras valencianas se van a quedar fuera de las redes transeuropeas de transporte de mercancías por ferrocarril al no incluir el Ministerio de Fomento del Gobierno del PP en sus peticiones al Consejo de Europa ni el eje Mediterráneo-Cantábrico (Sagunto-Zaragoza), ni tampoco la conexión ferroviaria Mediterráneo-Atlántica entre el puerto de València y el de Sines, en Portugal.

Ahora ha trascendido que el Ministerio de Fomento del ejecutivo de Mariano Rajoy, retiró en enero ambas conexiones ferroviarias del puerto de València con las redes transeuropeas en una modificación de sus peticiones a Bruselas.

El Consejo Europeo de dentro de dos fines de semana tiene previsto aprobar una serie de modificaciones en los trazados de las Redes Transeuropeas de Transporte de mercancías por ferrocarril en las que el puerto de València perderá dos ramales clave que lo conectan a los principales ejes continentales.

El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha calificado la desconexión del puerto de València de las redes europeas de "una deslealtad inaceptable del Ministerio de Fomento del anterior Gobierno”. Pero ha sido el actual quien le ha arriado las banderas de “la financiación justa” y el de “las inversiones necesarias”. A la espera de una nueva ofensiva político-dialéctica, la semana termina siendo horribilis para los intereses valencianos y haciendo muy real la frase “algunas cosas cambian, otras no”.