En el horizonte del peor escándalo judicial de la historia reciente de Europa, que será el juicio al pueblo de Catalunya por los hechos del 1 de octubre, el ya famoso juzgado de instrucción 13 de Barcelona sigue dando indicios de arbitrariedad y carece de imparcialidad en la instrucción de la causa.

La elección "a dedo" del alumno aventajado de Carlos Lesmes como instructor de la causa pone de manifiesto la vulneración de toda norma escrita en el reparto de las instrucciones judiciales. Un hecho que en una democracia normal tendría que bastar para anular todo el proceso y denunciar el esperpento judicial español por prevaricación.

En un momento que tendríamos que estar trabajando juntos para afrontar este embate judicial, trazando el camino y la vanguardia para rebatir la sentencia que se agarrará con beligerancia sobre los encausados, veo que no todo el mundo está por la labor. Me doy cuenta de que hay un espacio que, continuamente, tiene la necesidad de buscar y señalar culpables. Y no porque no tengan derecho a hacerlo, sino al contrario. Seguramente, el camino más fácil pasa por señalar a los compañeros de viaje como los culpables de las diez plagas de Egipto antes que mirarse el ombligo.

Ver como se criminaliza a alguien por utilizar un concepto que pone de manifiesto el "fondo buitre" del independentismo y que tenga como respuesta el énfasis a la adjetivación para evitar valorar el contenido, demuestra la campaña orquestada desde ciertos sectores.

Reflexiones acertadas de Sergi Sol en el espacio de opinión periodística de esta casa. Opinión de Pau Llonch muy fidedigna a base de tuit "hay un catalanismo nacionalista que entiende que el internacionalismo es una rendición; que entiende que el fascismo es un problema español y que alecciona a los presos u Otegi desde el sofá de casa". ¡Like and retweet!

¿Por qué no lo pueden decir? Reflexiones cargadas de razón que han sido criminalizadas para utilizar la adjetivación en sentido metafórico del principal problema del independentismo: querer tapar los problemas de tu casa a base de denunciar que te han birlado la cartera cuando realmente te la has dejado encima de la repisa del comedor del piso de la amante.

Reflexiones cargadas de razón que han sido criminalizadas para utilizar la adjetivación en sentido metafórico del principal problema del independentismo

Valientes que se dejan la piel, día sí y día también, para culminar la subida a la cima, en un momento en que los sherpas ―aquellos que te habían asegurado que en el tramo final del ascenso haría buen tiempo y que si lo hacíamos por la cara sur lo conseguiríamos (la vía catalana, la vía pacífica con la que llegaríamos)― a medio camino te das cuenta de que te han engañado, que te han cortado las cuerdas, que te han dejado a merced de las avalanchas y cuando se te das cuenta, la primera ya ha hecho desaparecer a los líderes.

Parece que la unidad estratégica del independentismo sea más difícil que conjugar la forma verbal del pretérito pluscuamperfecto o del pretérito perfecto perifrástico. La unidad estratégica se tiene que hacer desde la pluralidad, desde la izquierda anticapitalista hasta el centro derecha soberanista. Esto no va de lenguas. Esto no va de banderas. Si todavía no se ha entendido eso, vamos mal. Frente común contra el fascismo de estado y baluarte hacia la independencia.

Tener los pies en el suelo y dejarnos de tonterías. No me gusta ver cómo se señala a culpables, traidores, autonomistas o procesistas, con la intención de esconder el nerviosismo ante unas citas electorales próximas. ¿Es legítimo? Por supuesto. ¿Es responsable? Nada. Encuentro incoherente ir haciendo trampas en el solitario. Soy más partidario de la autocrítica. Al análisis profundo y a buscar remedio al virus, a la pandemia orquestada por el statu quo.

Quien no haya entendido que eso no va de ganar unas elecciones, es necesario que se saque la venda de los ojos. Como dice Sergi Sol, "la fuerza de una mayoría democrática reside en la resiliencia de la mayoría que la sustenta, en su determinación y capacidad de seducir. No en radicalización estéril, ni en la consigna pancartera". No sacaremos nada de acusar a los otros de alta traición cuando simplemente ilustran la realidad. Es momento de cambiar los reproches por abrazos.

Llevamos en nuestro ADN la derrota como cadena y ya es el momento de empezar a cambiar el destino

Es tiempo de madurez, de más fuerza, de más serenidad. Es la hora de eliminar los reproches, también a aquellos soldados que llevan la independencia gravada en la frente desde el fusilamiento del president Companys, y de muy antes.

Impregnémonos de dosis de sinceridad. Es el momento de hacer algo para vencer a los que han puesto la espada de Damocles al pecho del pueblo de Catalunya. El enemigo es aquel que invoca al salva patrias 155, a la destitución del gobierno legítimo de la Generalitat, a la retirada de competencias, al control de los Mossos, al control fiscal, y a implantar un nuevo modelo educativo que incluya la bandera española y un beso al anillo del cardenal, mientras en casa vemos el NODO como resumen del control de los medios de comunicación.

Nos hemos hecho un hartón de poner en valor a nuestros abuelos y bisabuelas. Recordando a aquellos que todavía están a un metro bajo tierra o acompañando a la bestia Franquista que se resiste a salir de la guarida. Llevamos en nuestro ADN la derrota como cadena y ya es el momento de empezar a cambiar el destino. Eso va de fuerza, de orgullo, de perseverancia.

Más realismo, más autocrítica y frente común para encontrar la solución que nos tiene que traer el éxito del movimiento. No nos equivoquemos de enemigo. A mí me encontraréis en las trincheras con el pueblo de este país. El pueblo ya ha hablado y lo tiene claro. Sólo espero que todo el mundo esté a la altura.

Hace falta mirarse más el ombligo y tocar de pies en el suelo. Lavar la ropa sucia en casa. Dejar de meter collejas a tus compañeros de viaje, aunque los trackings no te gusten y te provoquen el pánico más absoluto con sed de venganza. El proceso de emancipación nacional necesita de todas y nadie nos había dicho que fuera fácil. Si perdemos el tiempo dividiendo el movimiento entre mártires y pecadores, nunca llegaremos a buen puerto.