El pasado viernes, Íñigo Errejón, portavoz de Podemos en el Congreso, publicó en la red un tuit, que es la síntesis de toda una filosofía, cuya intención era, supongo, condicionar el debate sobre la confluencia de su partido con IU. Los momentos de (re)fundación democrática —escribió Errejón— y de construcción de un nuevo interés general comienzan siempre por "We, the People", nunca con un "We, the Left". Él lo escribió en inglés para remitir de forma visual a la declaración de independencia de EEUU de 1776 y a los orígenes de la contemporaneidad.

El tuit, como todos los buenos aforismos, ha hecho fortuna, para bien y para mal, y se ha extendido por la red a toda velocidad. Los comentarios en contra, sin embargo, son también demoledores. Twitter tiene eso. Es un foro donde puede participar gente muy inteligente, por ejemplo Errejón, o bien un montón de tontos que se dedican a insultar y a descalificar. Da igual, porque este es otro debate, aunque no del todo, a la luz de este "Nosotros, el pueblo" reivindicado por el podemita.

Si Errejón fuera soberanista catalán, es probable que le hubiesen dado mucha más leña, puesto que incluso algunos sectores de ERC y la CUP son contrarios a la tesis que él defiende. Y eso a pesar de que Catalunya está inmersa en un proceso constituyente que debería conllevar que todos los grupos soberanistas asumieran que el nacimiento del nuevo país sólo será posible con la participación de todos y con la implantación de un real proceso de desconexión. De ruptura, si se quiere plantear de una manera más formal y clásica. Ya sé que, en Catalunya, como en España, quien hoy lo formula así está condenado a la hoguera por los amigos catalanes -¡oh, vaya paradoja!- de Errejón, menospreciando el nombre comunitarista que usan, y por los que se afanan por aliarse con ellos.

Teniendo en cuenta de que España no está viviendo convulsión soberanista, el planteamiento de Errejón remite a la idea de ruptura. Un planteamiento muy parecido al que defendieron Enrique Tierno Galván y Raúl Morodo, en aquel tiempo los máximos dirigentes del PSP-US, en la legislatura constituyente española de 1977. La Ponencia Constitucional, creada por acuerdo del Congreso el 27 de julio 1977 y de la que formaron parte todos los grupos parlamentarios entonces existentes, con excepción del grupo mixto, elaboró un primer anteproyecto, que fue publicado en el Boletín Oficial de las Cortes, con fecha de 5 de enero de 1978, sin que se incluyera ningún preámbulo.

Los debates sobre este preámbulo son hoy en día un buen instrumento para entender la transición y para dejar de idealizarla. Muchos de los males de España se cocieron entonces. Sólo pongo un ejemplo, la exclusión de la Minoría vasca de la ponencia constitucional tras la modificación del reglamento que permitió que el grupo inicial catalano-vasco se convirtiese en dos minorías, la vasca y la catalana, y por tanto que Miquel Roca Junyent fuera ponente solo en nombre de los catalanes, tendría la consecuencia de que el PNV defendiese la abstención en el referéndum sobre la Constitución.

En el debate constitucional, tanto UCD como los diputados del grupo mixto Tierno Galván y Morodo, presentaron sendas enmiendas para que la nueva ley fundamental incluyera un preámbulo. La enmienda de la UCD, la número 779, de texto muy breve, decía lo siguiente: "La Nación española, una e indivisible, ha adoptado, mediante el referéndum de... la siguiente Constitución". Se trataba de contrarrestar tanto como fuera posible la discusión sobre la plurinacionalidad del Estado. La UCD sostuvo su enmienda con argumentos histórico-patrióticos para oponer la idea de "soberanía nacional" a la de la "soberanía popular". Esta enmienda, que en el texto definitivo formó parte del Título preliminar, tenía un marcado carácter nacionalista. La defensa de la nación española "una e indivisible" era la reacción para detener el empuje que tenían entonces los nacionalismos "regionales".

La enmienda del PSP, la número 452, intentaba introducir un "principio de ruptura" que se parece bastante a lo que expuso Errejón en su tuit. La propuesta de redactado comenzaba con una constatación, entonces muy atrevida, aunque fuera cierta: "El pueblo español, después de un largo período sin régimen constitucional, de negación de las libertades públicas y de desconocimiento de los derechos de las nacionalidades y regiones que configuran la unidad de España, proclama, en uso de su soberanía, la voluntad de garantizar...". Garantizar, qué? La convivencia democrática, dentro de la Constitución y de las leyes, de acuerdo con un orden económico justo; consolidar un Estado de derecho que asegurase la independencia en las relaciones entre los poderes del Estado; proteger a todos los ciudadanos y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, de sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. La nueva Constitución debía responder a este principio rupturista, que estaba soportado por otro principio, el de reconciliación, que es tanto -o más- necesario que la democracia si es que se cree de verdad en ese "nosotros, el pueblo" que ahora reivindica Errejón.

Errejón es un hombre listo y leído y sabe que la "revolución" nacional que él defiende sólo fructificará si en este estadio inicial "el pueblo" se convierte en protagonista del cambio. Corre el riesgo de que le pase lo que le pasó a Tierno Galván y al PSP, que tras su fracaso electoral, en 1978 se integró al PSOE en 1978 y abandonó, por lo tanto, la insolencia rupturista del inicio. En esa transición, las minorías perdieron. Ahora las cosas han cambiado, como ve incluso alguien tan inclinado hacia la izquierda como Errejón. En la Catalunya, digamos, de la ANC eso lo sabe todo el mundo que no defiende intereses partidistas. En la CUP y ERC ya no está tan claro.

La declaración de independencia de EEUU contiene un montón de agravios para justificar la ruptura con el Reino Unido, pero se apoya sobre el contundente "Nosotros, el pueblo", incluido posteriormente en la Constitución de 1787 y que significó la ruptura más importante del mundo contemporáneo porque unió en una misma causa la defensa de la libertad y la igualdad. El president Puigdemont lo ha entendido perfectamente al convocar la reunión del próximo martes para acordar un frente común ante el recurso del Gobierno ante el Tribunal Constitucional contra la ley de medidas urgentes para hacer frente a la emergencia habitacional y la pobreza energética.

Los soberanistas estadounidenses creían que estaban obligados a declarar las causas que justificaban la separación. "Nosotros, el pueblo catalán", todos los viernes tenemos un nuevo argumento para sumar más apoyos a la ruptura democrática soberanista. Lo que importa es que se sepa aprovechar la oportunidad dejando a un lado las obsesiones ideológicas.