Marcas de gran prestigio van reconociendo que el respeto por la religiosidad de sus trabajadores es cada vez más necesaria, no sólo para adecuarse a las normativas vigentes sino para mejorar la productividad.

Google se encuentra en lo alto del ranking de inclusión religiosa según el Índice REDI. Eso significa que es una de las empresas donde, según los indicadores, se cuida la fe y la religiosidad de sus trabajadores. Entre las mejores empresas figuran también entidades financieras y marcas que potencian la inclusión entendiendo que la religión es una parcela a tener en cuenta cuando fichan a alguien, y cuando establecen una relación laboral. No es una nota al pie de currículum, sino una necesidad a tener en cuenta cuando se planean vacaciones, alimentación, horarios y espacios.

Google todavía es una excepción. De momento esta dimensión religiosa de las personas no es tenida en cuenta de manera mayoritaria por los empleadores, que piensan que la fe es un asunto personal.

El Índice REDI, una iniciativa de la Religious Freedom and Business Foundation, observación que la diversidad, la equidad y la inclusión se miden también incluyendo la religión, que no es un asunto menor. Ciertamente las empresas no han hecho una espontánea conversión empresarial voluntaria, sino que se ven obligadas a ello. Las leyes sobre la libertad religiosa, la libertad de expresión y la protección hacia los puestos de trabajo opresivos han hecho saber a las compañías cuáles son los requerimientos mínimos para la acomodación de la religión.

El Índice REDI aparece anualmente y se basa en 100 empresas incluidas en la revista Fortune y ofrece datos sobre la gestión de la religión dentro de las multinacionales.

Facebook, Apple, American Express y Dell también se encuentran entre las empresas que han abierto sus políticas a la diversidad religiosa.

Las mejores, incluyendo Google, son Alfabeto, Intel, Target, American Airlines o Tyson Foods, que emergen como ejemplo de entidades que han aplicado políticas para garantizar el ejercicio del derecho a la libertad religiosa de sus empleados.

Raza, orientación sexual, discapacidad y veteranía (en los Estados Unidos la inclusión pasa por reconocer algunos privilegios a los veteranos de guerra) son los indicadores más presentes –aparte del género y la sostenibilidad– en las empresas, y ahora la fe está entrando. Es una manera de entender que los derechos no se ejercen a ratos, ni son un capricho de individuos excéntricos.

No se trata sólo de reconocer que la fe es una dimensión relevante, sino que facilitan con medidas que esta se pueda vivir. También son empresas que destacan por implementar medidas para la conciliación familiar, el cuidado, el deporte o tiempo de ocio para sus trabajadores. Son gente que ha entendido que si en el trabajo nos lo pasamos bien, estamos cómodos, tenemos espacios para detenernos, movernos, comer bien incluso rezar, rendimos más. No es una acción de buena voluntad empresarial sino de rentabilidad.