Ada Colau cuando habla de los refugiados puede llegar a tener un discurso que se confunde con los principios del cristianismo. Esta semana ha pasado un hecho insólito, y es que han compartido mesa el cardenal de Barcelona, Omella, y la alcaldesa. Por primera vez. Naturalmente se habían encontrado en anteriores ocasiones privadamente, pero su primer acto público ha sido en el Ayuntamiento. ¿El nexo de unión? Los refugiados.

Algunas de las perlas que soltó en su casa, que también es la casa de los barceloneses, en el imponente Saló de Cent, fueron exigentes y nada autocomplacientes: "No lo estamos haciendo lo suficientemente bien". En un discurso repleto de orgullo barcelonista y abierto, con ecos como "somos ciudad acogedora y diversa" o "Europa no está suficientemente a la altura del momento", la alcaldesa dijo que "valoramos la diversidad que nos visita y nos trae riqueza cultural y espiritual". Apeló a principios diciendo que Europa parece "desmemoriada" cuando "olvida sus orígenes", sobre todo en "valores como la defensa por encima de todo de la vida humana y de la paz". Después de recordar la importancia primordial del "hecho religioso y la cultura", confesó "a título particular" que para ella es "un honor" que la revista Qüestions de Vida Cristiana haya incluido su intervención ante el papa Francisco sobre los refugiados de un acto de alcaldes del mundo que se hizo en el Vaticano.

"Los refugiados son una oportunidad para nosotros, para rescatarnos de nuestra miseria moral"

Las muertes masivas en el Mediterráneo se podrían evitar y no hay que normalizar este hecho de dolor y de muerte, añadió. El dolor "cruel" se tiene que poder detener, ya que el hecho migratorio seguirá teniendo lugar y las personas seguirán desplazándose. La alcaldesa cree firmemente que no hay alternativa a la acogida, una constatación que comparte con el cardenal Omella, para quien la respuesta cristiana es y no puede ser otra que acoger. En el acto, organizado por la Fundació Maragall y Publicacions de l'Abadia de Montserrat, era la ocasión para presentar el volumen “Era foraster i em vau acollir” que la revista Qüestions de Vida Cristiana ha dedicado al refugio.

Colau invita a mirarse en el espejo y ver si "estamos o no a la altura de nuestra humanidad", y si queremos o no que se imponga el miedo "o nuestra fraternidad". Para Ada Colau, hay motivos para la esperanza, desde la gente de Open Arms al papa Francisco. Para Colau, hacen falta puertos de vida seguros y tenemos que saber que todo el mundo se merece una segunda oportunidad, no sólo los refugiados, sino que ellos son "una oportunidad para nosotros, para rescatarnos de nuestra miseria moral". En el acto, el filósofo Francesc Torralba apeló a recuperar el concepto de filoxenia o estima por el forastero, y a desterrar la xenofobia que actúa impunemente en las redes sociales. Revisando los apuntes que tomé mientras hablaban, hay frases que podrían ser de Omella y son de Colau, y viceversa. La humanidad no es patrimonio de religiones, tampoco de visiones laicas de la vida.