Ahora hace justo un año yo estaba sentado aquí mismo, en esta misma piedra, observando este mismo mar, y una leve brisa, exactamente como esta, me acariciaba la expresión relajada. Y el pelo. Y allí, en el horizonte, vi una puesta de sol muy parecida a la de hoy.

Ahora hace justo un año, yo estaba en este mismo paisaje que no ha cambiado, pero nada es igual. Hacía poco habíamos roto, por fin, con Unió. Yo era presidente de la Generalitat y estábamos a punto de celebrar unas elecciones en las que había conseguido lo que parecía imposible: una lista única.

Un año más tarde, Unió está desaparecida, yo ya no soy presidente, Convergència ya no existe, la herencia que yo quería dejar no es como yo creía que sería y el nuevo partido se ha instalado en una nueva sede. Para haber pasado sólo un año, ¿no está mal, no cree?

Un año después, Menorca continúa igual, pero el mundo ha cambiado. Sobre todo el mío, que es el que más me importa y me afecta, ¿verdad? Yo ahora, políticamente hablando, soy un ex. Todavía me cuesta decirlo, pero lo soy. Yo ahora, desde el punto de visto político ya tengo más pasado que futuro. Bajé un momentito del tren y ahora ya no hay quien lo atrape. Todo corre demasiado. Sobre todo los trenes de la historia. Y la gente olvida rápido. Hoy pareces totalmente imprescindible y mañana ya eres una biografía.

Yo, ahora mismo, a la espera de resituarme definitivamente, sólo tengo clara una cosa: soy abuelo. De unas gemelas. Como no podría ser de otra manera, claro. Un nieto no era suficiente. En esta carrera de velocidad donde todo pasa de una manera muy intensa, unos gemelos eran lo más normal. Y aún cómo no aparecieron trillizos...

 

 

Ahora hace justo un año, yo todavía no había dado el paso al lado. Aquel gesto que evitó unas elecciones que no nos hubieran ido bien. Ni al Proceso, ni a mi partido. Por eso me aparté. Fue lo más juicioso. ¿Se imagina que hubiera convocado elecciones? Junts pel Sí no se habría repetido, Junqueras sería presidente con... ¿qué, 30-35 diputados? Nosotros, con vaya usted a saber qué cabeza de lista, tendríamos... ¿qué, 25-30? La CUP, como mucho, habría repetido resultado... O sea, habría quedado más o menos todo igual, pero peor. Para el país y para Convergència. Los partidarios del Proceso podríamos haber perdido la mayoría parlamentaria y nosotros, los convergentes, habríamos hecho una renovación sin líder, con una gran lucha interna, con las bases más cabreadas que ahora y como segundo partido del soberanismo. ¿Se lo imagina? Un desastre.

Cada vez estoy más convencido de que hice lo mejor. Fue doloroso, pero fue lo mejor. Ahora yo siempre podré decir que me sacrifiqué para no empeorar las cosas y, mire, al menos eso reconforta a largo plazo. Sí, porque a todos nos gusta que la historia nos juzgue favorablemente. Y si no que le pregunten al presidente Pujol, ¿verdad?

 

 

Ahora bien, reconozcámoslo: yo tuve muy mala suerte. Bueno, y también es cierto que este país nuestro es bien curioso. Rajoy, por ejemplo, no sólo no dio ningún paso al lado sino que convocó unas segundas elecciones, precisamente porque no se quiso apartar, y va el tipo y las gana por más diferencia todavía que las anteriores. Y si ahora por Navidad convocara las terceras elecciones, seguiría ganando y entonces quizás por mayoría absoluta.

Y eso es injusto, oiga. Yo quiero tener su electorado y no este nuestro que no ha valorado el esfuerzo que hice y que no les hubiera costado nada agradecerme. Y, ¿sabe lo peor? Rajoy sigue gobernando, al menos en funciones, gracias a nosotros. Sin soberanismo habría habido pacto de izquierdas y ahora Rajoy estaría en su casa viendo los JJOO. Vaya, cómo está haciendo ahora mismo, pero compartiendo conmigo eso de ser un ex.

Juraré que no lo he dicho, pero viendo eso, a veces me entran ganas de ser español. Y ahora, si me permite, es hora de dar la merienda a los gemelos...