Hace unos días, en el ABC se anunciaba el enésimo manifiesto españolista en Catalunya (bueno, ellos lo llaman "constitucionalista"), que en el momento de escribir estas líneas, y por lo que yo sé, todavía no se ha hecho público. La ambición no es modesta: "Unir fuerzas para propiciar la derrota del secesionismo en Cataluña y el relevo en La Moncloa", informaba uno de los subtítulos. Los firmantes son, se ve, "intelectuales y personalidades” ―¿qué significa exactamente "personalidades"?― de los cuales el rotativo daba tres nombres: Valentí Puig, Ferran Toutain y Joan López. A este último, exdiputado del PP, no lo conozco. Los dos primeros son personas cultas y, efectivamente, se los puede calificar de intelectuales, lo que demuestra que haber leído y pensado mucho ni te protege de la miopía ni es una vacuna contra nada.

Bien, aunque Puig y Toutain ―fundador de Ciudadanos― conocen bien el significado de las palabras, han firmado un manifiesto que, por las frases que nos ha avanzado el rotativo de Madrid, no mejora la montaña de otros manifiestos de esta índole. Estos no han sido pocos desde que otro constitucionalista, Jiménez Losantos, y gente como él firmaran el texto denominado Manifiesto de los 2.300, difundido en enero de 1981 por Diario 16 (dirigido por ―oh, sorpresa― Pedro J. Ramírez). Desde entonces, como decía, este tipo de manifiestos contra el catalán, Catalunya y el catalanismo (soberanismo, independentismo) han sido frecuentes, en especial en los años del llamado procés, hasta convertirse en una especie de sub-subgénero.

No podemos aquí analizarlos todos ―falta espacio y tampoco queremos aburrir al lector― pero sí que podemos, rápidamente, traducir alguna de las frases que, según el ABC, más brillan en el manifiesto firmado por las personas arriba consignadas (y que esperamos, por el bien de su reputación, que ellos no hayan redactado).

Nada de diálogo o negociación, a hacer puñetas: la solución buena es la de Rajoy, es decir, movilizar policías y jueces

Encendemos la máquina traductora:

El texto aboga por: "Una confluencia política del mundo constitucionalista para presentar un único proyecto capaz de dar respuesta a los problemas reales de la sociedad catalana y derrotar en las urnas tanto al nacionalismo como al populismo".

Traducción:

Cuando hablan de "mundo constitucionalista", quieren decir sólo y exactamente PP y Ciudadanos (nueve diputados en el Parlament entre las dos fuerzas, tres y seis). Cuando se habla de "único proyecto", quieren decir que en Catalunya lo que hace falta es votar al PP (eso aunque en el Parlament, como hemos visto, Ciudadanos dobla los diputados del PP). Nota: el independentismo también es constitucionalista, lo que pasa es que quiere una Constitución para Catalunya. Por problemas "reales" hay que entender todos aquellos que no tengan que ver con la defensa de la lengua, la cultura o la identidad catalana. Naturalmente, tampoco la aspiración a un referéndum o a la independencia pueden considerarse "problemas reales de la sociedad catalana", pese a ser el referéndum una aspiración muy mayoritaria y la independencia tenga el apoyo de cerca de la mitad de la población ―52 por ciento si nos ceñimos a las últimas elecciones al Parlament―. Cuando dicen "nacionalismo" ―no sé si hace falta aclararlo― se refieren al nacionalismo catalán, democrático y defensivo, no al español. Cuando escriben la palabra "populismo" se referirán a Podemos y En Comú Podem, aunque seguramente también a los independentistas.


"La política de cesiones, las mesas bilaterales de negociación y posibles amnistías blanquean a los que pretenden que miles de catalanes nos sintamos extranjeros en nuestro propio país. La equidistancia, cuando no apoyo directo al independentismo, de una parte importante de la sociedad civil y empresarial de Cataluña ha hecho posible que el independentismo se mantenga en las instituciones".

Traducción:

Nada de diálogo o negociación, a hacer puñetas: la solución buena es la de Rajoy, es decir, movilizar policías y jueces. Los independentistas, dicen, pretenden que "miles de catalanes nos sintamos extranjeros en nuestro país" (está bien que hablen de Catalunya como "país"). La realidad es justamente la contraria a la que ellos denuncian. ¿Les suena a los que han redactado el manifiesto el lema "Un solo pueblo"? Justamente la máxima aspiración del catalanismo es desde hace más de cien años que aquellos catalanes que puedan sentirse "extranjeros" pasen a sentirse parte integrante de Catalunya. Sí que es cierto, finalmente, y una gran obviedad, que el apoyo de la gente, también de muchos empresarios, ha llevado el independentismo a las instituciones. Este mecanismo se llama democracia.


“Recuperar la lealtad institucional y la neutralidad de las instituciones es necesario para normalizar la vida cotidiana de los catalanes”.

Traducción:

Acusación contra el actual gobierno de Catalunya que no se sostiene, a no ser que uno piense, claro, que lealtad y neutralidad son sinónimos de sumisión y obediencia, en especial si se trata de catalanes. También hablan de "normalizar" la vida de los catalanes, después de lo que consideran una década de "fractura social" (la culpa, naturalmente, de eso y de todo en general, es del soberanismo y el independentismo y sus propuestas). Esta cuestión de la fractura social, por otra parte, es una cosa en la que suelen insistir aquellos que más la desean. Lo hacen como una especie de sortilegio: quizás a base de invocarla incansablemente al final la fractura ocurrirá. Es aquello de intentar que la profecía se autocumpla: "Antes que España, se romperá Cataluña" (José María Aznar). Por suerte, el españolismo radical no ha conseguido aquello que era, es, uno de sus objetivos estratégicos.


"Debemos ser políticamente fuertes para que la negociación de la Presidencia del Gobierno o los Presupuestos no queden en manos de las prioridades políticas de grupos nacionalistas y populistas, sino que podamos influir para que el Gobierno active una agenda reformista".

Traducción:

Es preciso que el PP catalán (tres diputados en el Parlament y dos en el Congreso) tenga muuuuuchos más diputados a fin de que Casado mande más y que los malos ("nacionalistas y populistas") se transmuten en un cero a la izquierda. (Del hecho de que el PP para llegar la Moncloa necesitará a Vox casi con total seguridad no se dice nada en los trozos de manifiesto que han trascendido. Quizás es un detalle que no les debe parecer relevante a estos señores tan "constitucionalistas").


"Lo que sucede en Cataluña es cuestión de Estado y afecta al conjunto de españoles. Queremos una Cataluña líder, leal con el conjunto de España, no una Cataluña que se proclame distinta o superior".

Traducción:

Catalunya pertenece a España. Por lo tanto, sobre Catalunya decide España y los españoles, y a callar. Reclaman una Catalunya sumisa ("leal con el conjunto de España"). Y sobre todo que no se crea "distinta" (dado que, como ha quedado claro, Catalunya es española). Sería muy feo, siempre lo ha sido ―nos recuerdan estos intelectuales y personalidades"―, que a la sirvienta le pase por la cabeza que ella merece el mismo respeto que el ama.