La familia. Este concepto tan entrañable e innegociable para algunos, infernal y prescindible para otros, se ha utilizado desde hace siglos a la vida religiosa. Una de las sectas satánicas más conocidas de la historia se llamaba precisamente así, La familia. Hoy hace exactamente 51 años (9 agosto 1969) que miembros de esta secta norteamericana, con Charles Manson al frente, asesinaron a 5 personas, entre ellas Sharon Tate. Algunos diarios dicen que fueron 4 víctimas, pero vaya, la actriz Sharon Tate estaba embarazada. Eran cinco.

Los Ángeles dejó este nombre celestial de golpe aquella maldita noche del 9 de agosto de 1969 en que se convirtió en un escenario truculento y diabólico digno de las peores producciones de Hollywood. El asesinato fue obra de este funesto grupo con nombre familiar que vivía en un rancho abandonado que había sido escenario de una película del Oeste.

Cuando Charles Tex Watson entró en la dirección de 10050 Cielo Drive (el nombre también tiene su aquel) iba acompañado de tres miembros de la secta, todas mujeres: Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Linda Kasabian. Sharon Tate, que era modelo y actriz y estaba casada con Roman Polanski, tenía sólo 26 años y estaba embarazada de 8 meses. Murieron también tres amigos con quienes la actriz acababa de ir a cenar. Los asesinos apuñalan y dejan pintadas en las paredes, entre ellas el nombre "cerdo" y títulos de canciones de los Beatles. Manson reveló en la prisión que para él los Beatles eran los cuatro jinetes del Apocalipsis y que sintió a través de ellos una llamada para hacer la masacre. Aquella noche no tuvieron suficiente, y al día siguiente entraron en otra casa de un empresario y también lo asesinaron, con su mujer.

Todavía hoy en California, el Holy Cross Cemetery, en Culver City, es un lugar de culto donde la gente se detiene a rendir homenaje a Sharon Tate, que fue enterrada con su hijo en brazos. Se llamaba Paul Richard Polanski.

Manson murió por causas naturales hace 4 años en California, estado de donde ya no salió. A este líder visionario los cibernautas, cuando supieron que ya no vivía, no le desearon "que la tierra te sea leve, sino que la tierra te sea un plomo". Morirse en tiempos digitales, habiendo sido un asesino, no perdona. Los comentarios a su muerte todavía continúan. Quien hizo una plegaria por él fue la hermana de Tate, que nos estampa aquella frase tan nuestra: perdona, pero no olvida.

Algunas sectas en los EE.UU. se han exhibido impunemente a manifestaciones sin mascarilla explicando que tienen a Dios con ellos y que no cumplirán ninguna norma sanitaria

Manson murió a los 83 años, enfermo. Teóricamente él tenía que desaparecer y todos nosotros también porque venía el Apocalipsis, aquel agosto de 1969, en que según sus previsiones el mundo se tenía que acabar porque habría una lucha entre blancos y negros y sólo los miembros de la secta se salvarían. Nos parece una burrada, una irracionalidad, que gente aparentemente sensata se apunte a propuestas de este tipo. Sigue pasando. En tiempo de coronavirus, algunas sectas lo han aprovechado para recordar que sólo los puros, los que formen parte de sus grupos, serán inmunes a la Covid-19. Pero hay manipuladores espirituales que han utilizado el confinamiento para hacer creer que el mundo se acaba y que ellos son inmunes al virus.

Algunas sectas en los EE.UU. se han exhibido impunemente a manifestaciones sin mascarilla explicando que tienen a Dios con ellos y que no cumplirán ninguna norma sanitaria. Incluso algunos apuntan fino y dicen que el virus ataca a los que no creen. Un virus selectivo. Las estadísticas los desmienten, pero ellos siguen envenenando el discurso. El mundo no está yendo precisamente bien, la Covid-19 persiste, y los profetas de calamidades se aprovechan. El problema es que no sólo caen los bobos o incautos, sino gente de buena voluntad que acaba delegando su libertad a un líder carismático.

Pasa en las sectas, pero todos los grupos contienen potencialmente este riesgo. Protejámonos.