He dejado pasar todo el día de ayer y el de hoy. No por qué que tuviera ninguna esperanza de nada. Simplemente era para reconfirmar que no habría ni una sola reacción dentro de este mundo que va exigiéndole a los otros autocrítica, que va pidiendo a los que no son ellos un reconocimiento de que estaban totalmente equivocados y tienen que implorar perdón y que se pasea con una superioridad intelectual tan chulesca como perdonavidas que es transversal y afecta en derechas e izquierdas. Bien, si es que en un mundo tan polarizado donde VOX ha dinamitado la derecha civilizada y el PSOE es lo que es, quedan derechas e izquierdas.

Total, que este viernes el diario El Mundo publicó esta viñeta:

Gallego y ReyHan pasado dos días y como si no eso de aquí arriba no hubiera existido. Se ve que es muy normal que un periódico de un país europeo que pasa por normal (el diario y el país europeo) publique este dibujo donde se califica de nazi a TODOS los independentistas y que no se haya producido ninguna reacción. Se ve que en España no le ha chirriado a nadie esta intolerable viñeta que es un insulto gravísimo a la mayoría de catalanes y que, de paso, banaliza el nazismo. Ningún partido político español ni ningún grupo de intelectuales "comprometidos" ha abierto la boca, con lo cual entiendo que están de acuerdo. Pues seguimos apañados.

Lo más terrible de este vómito a la inteligencia es que ni siquiera tiene ingenio. Es demasiado fácil. Que alguien que pasa por ocurrente caiga en la vulgaridad neuronal de llamar nazis a millones de personas de una manera totalmente gratuita es dimitir de ejercer como homo sapiens. Es desistir de servir caviar y optar por espercir estiércol con un ventilador a pilas. Pero vamos a la acción que provoca esta reacción.

El dibujo es la manera con la que los autores han querido manifestar su apoyo a Javier Cercas. ¿Por? Pues por la acalorada respuesta de una pequeña parte de los indepes a unas declaraciones del escritor Javier Cercas, que últimamente ha optado por convertirse en uno de los látigos antiindepe. Unos y otro se buscan hace tiempo. Y de vez en cuando se encuentran. Cosa que alegra a los dos porque les hace girar la rueda. Como no puede ser de otra manera, mientras no se traspasen los límites del insulto, la amenaza y el código penal en general, Cercas tiene que poder decir lo que considere oportuno y tiene que poder ser criticado. Y miles de críticas no son ningún acoso, sino que son eso, miles de críticas. Y no, no es ninguna provocación llevar a Cercas a un programa de TV3 para que opine lo que le apetezca. Lo que no es ninguna buena idea es ir por el mundo de demócrata, pero negando a los que piensan diferente que no sólo puedan pensar diferente sino que puedan expresarlo. En TV3 y donde sea. Ahora bien, si queremos que TV3 sea una especie de secta donde sólo salga quien te da la razón gritando mucho, lo decimos y listos.

Conozco de hace años a José María Gallego y a Julio Rey. Hace tiempo que no los trato, pero cuando lo hacía eran dos personas que conocían perfectamente la realidad catalana. Y como sé que ninguno de los dos es un indocumentado, por eso me ha sorprendido tanto lo que han publicado. Y por eso me ha sabido tan mal. Porque no entiendo por qué lo han hecho. Y me ha dolido porque, para decirlo coloquialmente, "ellos no son así". ¿Qué ha sucedido para que dos personas "normales" hayan acabado perpetrando esto? ¿Donde ha llegado la presión del entorno, el enloquecimiento, el desconocimiento, la ignorancia de la realidad y el todo se vale para que alguien como ellos acaben haciendo esto y después no sean capaces de reconocer el grave error?

Gallego&Rey no vieron el FAQS, el programa donde empezo el episodio, y no han seguido el caso, no se han documentado, no tienen ni idea de lo que ha sucedido. Alguien les explicó una versión de parte y excretaron una viñeta de oído. Y no una viñeta cualquiera. En esta profesión a veces eres injusto, pero cuando superas todos los límites, no debería costar nada pedir perdón. En este caso a la mayoría de los indepes por un insulto intolerable que descalifica humana y profesionalmente a sus autores, sí, pero también a las víctimas del nazismo.