Aparte de que las decisiones relativas a la monarquía española las toma un republicano radical infiltrado allí dentro y que trabaja para acabar con la institución, la Casa Real se ha empeñado en demostrarnos que todavía ahora no ha entendido nada. De nada. Viven en una realidad paralela y se piensan que pueden seguir haciendo lo que les apetezca, como han hecho siempre, y que no pasará nada. Sí, quizás no pasará nada, efectivamente, porque en España pasa de todo y nunca pasa nada, pero su aislamiento social y el rechazo que provocan en la mayoría de la sociedad va camino de no tener retorno. La gente les ha perdido el respeto y cuando eso sucede es como cuando la pasta de dientes sale del tubo, que ya no la puedes volver a meter.

En un momento que tendrían que ser lo más discretos posibles, que tendrían que tener presente que cualquier cosa que hagan se acabará sabiendo, ¿en qué mundo siguen viviendo? Todavía no han captado que ahora, antes de hacer nada, tienen que valorar mucho (ojo, pero mucho de mucho) si hacerlo es lanzar todavía más basura a un contenedor que ya transita cagadito. Pues no. Y esto de las infantas Elena y Cristina con las vacunas es el ejemplo total. Pero, a ver una cosa... ¿Estas señoras se creían que irían a Abu Dhabi con todos los gastos pagadas por todos nosotros, que se vacunarían y que hasta luego Lucas? ¿De verdad creían que no se sabría? ¿No tienen ojos? ¿Ni orejas? ¿No ven ni oyen qué está pasando? ¿Todavía no saben que su padre se ha tenido que largar de España, está regularizando dinero negro como quien come cacahuetes y lo está haciendo con una pasta que nadie sabe de dónde ha salido? ¿No han captado que la gente está hasta la coronilla? ¡Toc, toc, toc! ¿Hay alguien? Bueno, a  parte del mono que hace tiempo conduce el camión de los detritus y que de pequeño se cayó en un contenedor de cocaína.

Y las pillan, no con el carrito del helado, no, sino con la producción anual de La Jijonenca, La Fageda, Helados de Territori, Alemany, Frigo, Camy, Häagen Dazs, Avidesa, Nestlé, Magnum, Ben & Jerrys, Carte d'Or y todas las heladerías de nuestros barrios, y la excusa que se les ocurre es "no, no forman parte de la Casa Real". Pero, oigan una cosita... ¡¡¡son las hermanas del Rey y las hijas del emérito y eso ha sucedido yendo a verlo!!! ¿De quién son familia si no, de Manolo el del Bombo? Y cuando las pillan, la respuesta de la Infanta Elena es publicar un comunicado diciendo que es que "les ofrecieron las vacunas". ¿Entonces, sí les hubieran ofrecido la bomba atómica, también se la habrían inyectado? (Ah, por cierto, ¿alguien debería explicarnos alguna cosa sobre reventa de vacunas a países ricos como los del Golfo y con viajes de lujo que incluyen estancia y dosis?)

Todo el mundo es muy libre de autodestruirse como crea más conveniente. Y de hacer el ridículo permanentemente, también. ¿Pero un Estado como el español no tiene nadie competente para poner orden en esta familia absolutamente desestructurada? O si de lo que se trata es de que la quieren destruir, que lo hagan ya, pero esta cruel agonía, incluso provoca angustia a los republicanos más encendidos.