Nada. Pero de nada. Cero. En la gala de los Goya del sábado no hubo ni un solo lazo amarillo. Ni una sola mención de las cuatro personas que están en prisión acusadas de unos delitos que cada vez más juristas españoles independientes, que no independentistas, califican como no ajustados a ley. La progresía hispana, que siempre ha dicho que estaba al lado de la democracia, de la libertad y de la lucha por los derechos de la gente, enmudeció ante el ataque más grave que ha habido en España contra todos estos valores. Y lo más terrible es que todo el mundo sabía que esto sería así. Nadie esperaba nada de ellos. Ni de ellas.

Puestos a intentar saber los motivos de su actitud, se me ocurren tres posibles explicaciones: 1/ desconocen la realidad, cosa que sería preocupante; 2/ tienen miedo, cosa que todavía sería más preocupante, o 3/ el suyo es el típico no nacionalismo que pone por delante la unidad de España al mínimo respeto por la ley y lo que dice realmente, no lo que un juez se inventa sobre lo que dice. Yo voto por la suma de las tres.

España, progresía oficial incluida, asiste embelesada, acrítica y anestesiada a la violación sistemática de la ley por parte del Estado, del Gobierno y de sus empleados. Y la cosa está llegando a unos límites de desvergüenza intelectual tal que van apareciendo setas que se atreven a romper el régimen de terror impuesto y decir lo que piensan, aunque después sean señalados como "españoles cómplices del independentismo".

La última en ser añadida a la lista traidores a una patria que solo puede ser como ellos dicen es Carmen Tomás y Valiente, profesora titular de Derecho Penal de la Universitat de les Illes Balears. Por el apellido, habrá adivinado que es hija de Francisco Tomás y Valiente, un buen presidente del Tribunal Constitucional que fue asesinado por ETA.

Entrevistada por Matías Vallés en el Diario de Mallorca, la señora Tomás y Valiente dice, entre otras cosas: "En Catalunya no ha habido rebelión, porque requiere una violencia que no ha existido y que tendría que ser contra las personas. No es suficiente con los episodios de fuerza contra las cosas", "La rebelión se tiene que entender en el contexto de un levantamiento de carácter armado", "Si existía el plan preconcebido del que se habla en el auto, lo lógico hubiera sido presentar la querella mucho antes. ¿Si tan clara estaba la rebelión, por qué no interpusieron ninguna querella?", "El juez ha convertido en juridicopenal un problema político que no tendría que resolverse por la vía judicial", "Yo hubiera deseado que la crisis catalana no se hubiera enfocado desde un recurso continuado al Tribunal Constitucional. Mi idea es que tiene que haber una negociación política", "Estoy de acuerdo con la nieta de Carrero Blanco, no es deseable que un rapero esté en prisión" y "Junqueras no tendría que estar en prisión porque no se produce ninguno de los presupuestos de la prisión preventiva, ni riesgo de fuga ni de reiteración. Y lo digo al margen de la simpatía personal por el procés, que en mi caso no es especialmente acusada".

Y esta última frase es la más demoledora de todas porque va más allá de la interpretación legal de un esperpento y desnuda a una progresía que era caviar y que ha acabado convertida en bolitas de chóped tan caducado que no aparece la cara de Mickey Mouse sino la de su bisabuelo.

Pero para entender la dimensión de la señora Carmen Tomás y Valiente, a quien, insisto, ETA le asesinó el padre, su respuesta a la última pregunta de Matías Vallés:

- ¿Una profesora de la Universitat de les Illes Balears tiene que conocer el catalán?

- Sí, porque facilita la integración. Lo hablo como puedo, pero la gente te agradece el esfuerzo.

Me duelen las manos de tanto aplaudirla...