No hace tanto salíamos cada día a las ocho de la tarde a aplaudir el trabajo de centenares de profesionales de la sanidad pública para agradecerles su trabajo. Pero de alguna manera también nos aplaudíamos a nosotros mismos porque el sistema sanitario se aguanta gracias a nuestros impuestos. Resiste de aquella manera, sí, y cada vez con más pena que gloria, también, pero suerte tenemos de la sanidad pública que tenemos y que existe porque la pagamos entre todos. Y todas.

Por lo tanto, quien defrauda a Hacienda nos está robando al conjunto de la sociedad. Y en el caso que nos ocupa la traducción es quedarnos sin una partida de mascarillas, un trozo de respirador o poder cambiar más a menudo las sábanas de las camas de los hospitales. Por lo tanto, la lucha contra el fraude tiene que ser implacable. Y más aquí que somos latinos y expertos en eso del "¿sin factura, verdad?". Ahora bien, sería un detalle muy bonito combatir TODO el fraude. No a gustos y por manías.

Un amigo que tiene un pequeño restaurante me ha explicado que le han hecho una inspección de trabajo. A él y a la mayoría de restaurantes y bares del centro de su ciudad. Buscan gente que esté cobrando los ERTE y trabaje. Por lo que me dice se ve que muchas empresas, de muchos ramos, han pactado con los trabajadores que vayan al trabajo y ellos les pagan en negro la diferencia entre el ERTE y su sueldo habitual. De esta manera la empresa y el trabajador salen ganando, individualmente, pero si cogen la COVID y no hay suficientes respiradores, entonces se quejarán.

El problema es que cuando tienes una inspección de este tipo, la factura que tienes que pagar al gestor sólo por el papeleo que tiene que presentar va de los 300 a los 600 euros. Y cada vez que te solicitan más documentos, la broma te significa entre 100 y 200 euros. Eso teniéndolo todo legal. Y este amigo me decía: Estamos intentando levantar esto con mucho esfuerzo, intentando recuperar lo antes posible a todos mis trabajadores y esto me saldrá por unos 600€ en gestor. Si no me encuentran nada extraño que se les pase por la cabeza. Y después de tres meses cerrados, ahora a mí me va de 600€. Pero es que ninguno de mis trabajadores ha cobrado todavía ni un céntimo de los ERTE. La pequeña parte de la nómina de junio de los que he podido rescatar hasta ahora es lo único que han cobrado todos desde marzo".

Pregunto a un gestor y me explica que sí, que están peinando bares y restaurantes, sobre todo de zonas céntricas y de playa. "Van a por los pequeños -me dice-, los que no tienen ninguna fuerza ni pueden hacer presión. Estamos desbordados. Gestionar y hacer el seguimiento de los ERTE, la semana pasada Renta y ahora el trimestre de IVA y encima tenemos que presentar papeles y más papeles de estas inspecciones. Son centenares de casos. En cambio a las empresas grandes no van. Y por mi experiencia, el fraude existente allí no es menor".

Pero hay otro motivo por el cual se inspeccionan las empresas más pequeñas: "Un solo funcionario puede tramitar 20 o 30 locales fácilmente y en no mucho rato. En cambio en la sección de empresas grandes, además de que hay trabajando menos personal, todo es más lento y complejo".

Claro que hay que combatir el fraude de los pequeños bares y restaurantes, si es que lo hay, pero hay centenares de empresas del Segrià que quizás no les beneficia mucho el cierre de la comarca por culpa de los brotes de COVID. Unos brotes que han llegado de la mano de personas que han ido, muchas veces en grupo y en autocares que los han dejado en el centro de las ciudades a la vista de todo el mundo, sin que nadie les haya hecho ningún control y que después se pasan días durmiendo en la calle. Y no, no criminalizo a estas personas porque precisament son las que acaban recibiendo por todas partes, describo la realidad. Y una vez más me indigno por el celo que hay para según qué cosas y la dejadez que hay para otras, que además nos acaban generando problemas más graves al conjunto de la sociedad.