Un par de generaciones crecimos con los dibujos animados del Correcaminos. Se llamaba así en castellano porque entonces sólo había una sola cadena de TV, que era española toda ella, y los nombres de las cosas eran en castellano. Y así hemos salido adoctrinados unos centenares de miles de seres vivos bípedos.

Si usted ya tiene una edad y le apetece, aquí tiene un recordatorio. Si usted es más millenial y quiere saber de qué iba la cosa, le presento a quien en el original inglés se llamaba "Roadrunner":

Las aventuras de este personaje que iba por el mundo a gran velocidad exclamando un único "beep, beep" consistían en eso, en correr de un lugar al otro burlando las trampas que le iba tendiendo un coyote que quería atraparlo para comérselo.

Y ahora usted me preguntará: "¿Y qué narices tiene que ver el Correcaminos con Josep Borrell para que se haya creado el Borrellcaminos?". Mire, lo siento, es que cuando lo veo (a Borrell) no puedo evitar asociarlo (con el personaje). El problema es que cuando me miro al espejo veo al coyote, el pobre que siempre se quedaba con un palmo de narices, que siempre recibía y que siempre acababa burlado.

Josep Borrell, como el Correcaminos, no para de ir de aquí hacia allí y de allí para acá. Ahora es ministro, ahora es candidato al Parlamento Europeo, ahora es diputado en la Eurocámara, ahora deja de serlo porque (nos dicen) tiene que seguir haciendo de ministro ya que la cosa está fatal y sin él se hunde el planeta...

Piulada Borrell

... y finalmente no es ni eurodiputado ni ministro porque ha sido nombrado "alto representante de la Unión Europea para Asuntos exteriores y Política de Seguridad". ¡Y todo eso en sólo una semana! ¡Beep, beep! Y usted y yo que nos lo miramos. Y, como el coyote, somos los que acabamos cayendo por el precipicio. Y, mientras nos caemos, se va oyendo el efecto como de silbido que anuncia el porrazo insoslayable, aquel golpe seco que nos deja del tamaño del papel de fumar.

Si no nos dicen la verdad en una cosa como esta, que total era sencillita de explicar y no tenía malicia, imagínese cómo funcionan las cosas gordas. Era muy fácil salir y decirnos: 1/ Borrell ahora es eurodiputado pero lo queremos colocar en un cargo superior; 2/ como la negociación no va bien, se constituirá antes el Europarlamento que se elegirán los cargos; 3/ Borrell tiene que dimitir de eurodiputado para optar a cargo; 4/ mientras pilla o no pilla cargo seguirá haciendo de ministro a ver si lo colocamos; 5/ si lo colocamos, fantástico, y si no, ya lo veremos. 6/ Y por este motivo, hacemos todo eso. 7/ ¡Buenas tardes!

Mejor explicarlo que engañarnos y que nos quede la sensación de que nos han tomado el pelo. Borrell ni se iba por "las actuales circunstancias", ni era "más necesario como ministro de Exteriores". Nos han mentido y todos lo hemos visto.