Me explicaba un amigo del mundo de la salud que en Israel hubo en 1973 una huelga de médicos que se alargó más de treinta días, con una disminución del 90% de actos médicos... En estas mismas fechas, la tasa de mortalidad bajó un 50%. Una vez acabada la huelga, la mortalidad volvió a ser la de antes. Pero esta paradoja no se produjo solamente en Israel. También hay datos en el mismo sentido en las huelgas del personal de la salud en Colombia y en Los Ángeles (y también en Barcelona). En todos los casos hubo un importante descenso de la mortalidad.

La respuesta probablemente acertada es que el personal sanitario no perdía tiempo en protocolos innecesarios ni en rellenar formularios: se atendían las personas que estaban más graves, con las pruebas imprescindibles y muchas menos de las inespecíficas y peligrosas. Urgencias y servicios mínimos cubiertos con mucha dedicación durante las huelgas ayudaban a hacer que se cumpliera la máxima de primum non noscere... y se salvaran más vidas.

Y de nuevo, pienso en las ventajas de acercarse a la política de una manera nada tóxica. Recordemos que Bélgica, en 2020, tardó 493 días en formar gobierno desde las últimas elecciones y 650 desde la caída del último Ejecutivo federal presidido por el liberal francófono Charles Michel. Superaba así su propio récord de 541 días de los años 2010 y 2011. Finalmente, el cargo de primer ministro fue para el liberal flamenco Alexander De Croo que lideraba la sexta fuerza del país.

Y recordar el caso de Bélgica todavía da más argumentos para no ponernos nerviosos y pasar mucho de propuestas como las de revolver la basura madrileña en busca de la no nulidad de suficientes votos nulos para recuperar un escaño perdido. Y pasar también mucho de leer noticias fantasmas en diarios que pueden decretar que las vacas vuelan y se dedican a vendernos las preferencias de los apoyos de investidura del upper Diagonal. La misma élite más que alta del mundo empresarial, que no duda en cambiar de sede y alejarse fiscalmente de Catalunya si a la Corte borbónica le apetece un 3 de octubre, con el sable bien vistoso en segundo plano.

Sí, las huelgas de médicos pueden salvar vidas y en Bélgica se acabó finalmente formando gobierno bajo la presidencia de la sexta fuerza política. Y mira por dónde, la sexta fuerza política es Junts

De lo que no paso es de la gente que fue a votar presionada en su deber y derecho cívico y moralmente obligada por comentarios de menosprecio de gente que respetaba (o no) pero que la responsabilizaban de los males endémicos de un estado incívico. De la gente desconsolada ahora porque su voto tampoco ha reforzado la abstención insurrecta que no se quería entender. Y que se ha perdido en los vacíos democráticos propios de la piel de toro, intentando conseguir que voces de izquierdas con sesgo social pudieran (quizás esta vez si) plantar cara al Congreso.

Y paso mucho más todavía de las salmodias angustiadas del presidente harinoso y de sus convocatorias y ultimátums que nadie escucha, a pesar de ser el perdedor con más votos de la última contienda electoral del Reino. Y es que estas son las paradojas de la vida. Sí, las huelgas de médicos pueden salvar vidas y en Bélgica se acabó finalmente formando gobierno bajo la presidencia de la sexta fuerza política. Y mira por dónde, la sexta fuerza política es Junts, y la podría representar o la MHP del Parlament Laura Borràs o el MHP de Catalunya Carles Puigdemont. Escojan, si lo pueden llegar a imaginar, según sus preferencias, si sería más efectivo Puigdemont o Borràs en la Moncloa... pero no se olviden de especificar por qué esta solución podría ser una de las maneras más adecuadas de parar el fascismo.

Y si ven esta solución, como yo misma, muy poco probable, no se dejen engatusar por politiquerías ajenas. No deberíamos dejarnos distraer y no dejar ni una brizna, ni un segundo, de trabajar para conseguir la Catalunya que nos ganamos, con la dignidad por anticipado y el voto en las urnas, un 1 de octubre.