El mítico trasatlántico, el mayor barco de pasajeros del mundo que se hundió en el Atlántico durante su viaje inaugural el 15 de abril de 1912, va a reaparecer de la mano del Imperio del Centro. El navío, en construcción desde 2015, se prepara para acoger a sus pasajeros a fin de año. Con 260 metros de longitud de proa a popa, al igual que el original británico de la White Star Line, y un peso de 23.000 toneladas de acero, Pekín quiere demostrar su papel en el futuro rehaciendo una historia marítima y romántica del pasado.

Este titánico proyecto ha costado 10.000 millones de yuanes (1.200 millones de euros) y ahora está varado y en obras a lo largo de un río en Suining, en Sichuan, a 100 kilómetros de la costa más próxima. Su promotor, Su Shaojun, afirmó a la agencia AFP que confía en que atraerá de dos a cinco millones de turistas al año. Los cruceristas que abrirán el baile se gastarán 2.000 yuanes (256 euros) por una noche en un viaje inmóvil disfrutando de una cabina con todos los detalles de la época que ofrecía el trasatlántico protagonista de uno de los mayores naufragios de la historia.

Esta iniciativa se trata no sólo de un negocio turístico sino una señal de que las compañías chinas están en la primera línea de las 50 principales empresas del mundo, que representan aproximadamente el 28% del producto interno bruto mundial. Hace tres décadas, la cifra equivalente del conjunto era inferior al 5%. En 1990, no había empresas chinas en este club selectivo; el 2020 ya mostraba la presencia de 8 entre las 50 principales empresas que cotizan en bolsa. Las ganancias de China se han producido fundamentalmente y en gran medida a expensas de las empresas europeas, cuya presencia en la lista multimillonaria se ha reducido de 15 a 7 en ese período.

La tecnología, según un estudio de Bloomberg Economics, domina la parte superior de la lista, y las empresas de petróleo y adyacentes de combustibles fósiles, a excepción del buque insignia de Arabia saudí, Aramco, han caído. 

En la mira de políticos y reguladores están el grupo Alibaba de Jack Ma y el gigante de la tecnología, Tencent Holdings, que en el mar de China se mueven entre corrientes dispares, pero en la banda alta. 

Sabedores de su potencial futuro en un marco de una fuerte competencia internacional, el márketing es es una herramienta esencial. La aparición del Titanic 2 es una señal de que esta vez no se dejarán hundir y acabar en el fondo del mar.