Hoy estoy en la FIL, la Feria Internacional del Libro, en Guadalajara (México). Como sabréis, porque ha salido en las noticias desde hace unas semanas, Barcelona ha sido este año la ciudad invitada, y tengo el honor de haber sido elegida como una de las representantes de la cultura científica de Barcelona, junto con otros conocidos investigadores y divulgadores científicos. ¿Cuál es mi/nuestra tarea? Participar en la FIL Ciencia para difundir conocimiento a la sociedad; divulgar y compartir nuestra pasión por la ciencia con los asistentes.
La Feria es increíblemente abrumadora. Como catalanes, conocemos muy bien la locura maravillosa del día de Sant Jordi, con libros, puestos, escritores y escritoras firmando, y mucha gente paseando y comprando libros. Pero aquí, en la FIL, todo está agrupado en un solo espacio; la riada de gente, con una sonrisa festiva, es imparable. No queda ningún hueco libre, personas y libros, una amalgama colorida y dinámica…, y más gente, y más libros, para todos los públicos, para aprender, para pensar, para sentir y para soñar. Pero Barcelona no solo ha traído el mundo editorial y de los escritores y escritoras; no todo son libros, también hay músicos, actores y actrices, teatro, cine, pensamiento y ciencia.
A la misma hora que yo tenía que participar en una mesa redonda sobre las nuevas tecnologías genéticas que cambiarán nuestro futuro, tuve que abrirme paso entre los fans de Joan Manuel Serrat
Como experiencia personal, es fantástica. He conocido a un equipo organizativo fantástico, a un montón de escritoras catalanas con quienes he compartido avión y aventuras inesperadas, como dejar duchar en mi habitación a una escritora conocidísima a la que le han perdido la maleta en el maremágnum de vuelos desde Barcelona a Guadalajara. Compartir comida y totopos con directores de teatro, actrices y guionistas de series de TV3, y ver cómo se afanan en las reuniones con los editores, con el mismo interés con que yo me preparo cuando debo presentarme ante un Premio Nobel. Ser observadora y partícipe de esta fiesta de la cultura es enriquecedor y divertido, y serviría de argumento para una serie de tele. Pensad que a la misma hora que yo tenía que participar en una mesa redonda sobre las nuevas tecnologías genéticas que cambiarán nuestro futuro, tuve que abrirme paso entre los fans de Joan Manuel Serrat, que daba una conferencia para los jóvenes, y con las fans que hacían una cola inacabable para ver y escuchar a Richard Gere, que contribuía a la FIL Pensamiento. Como nuestra sala también se llenó, no me quejaré de mis competidores. No todo el mundo puede decir que ha tenido público estando a pocos metros de Serrat y de Gere, aunque creo que esto no me añadirá muchos puntos a mi curriculum vitae narrativo, como se estila.
Lo que sí os puedo decir es que lo mejor de todo ha sido hablar con los jóvenes estudiantes, que con mucho interés han escuchado nuestras intervenciones y hacían preguntas muy agudas y pertinentes sobre cómo modificaremos genéticamente las especies de cultivo, cómo podremos mantener un mundo sostenible y proteger la equidad en el acceso a nuevas terapias. Hoy me toca intervenir en una conferencia para los nuevos estudiantes de medicina, biomedicina y biología en los Ecos de la FIL, para hablar de genética y medicina personalizada, de la necesidad imperante de incluir en los análisis genéticos grupos de diferentes ascendencias para realmente avanzar en el diagnóstico, la medicina preventiva y terapéutica de precisión. La inclusividad no es solo necesaria para vencer el sesgo actual en los datos genéticos, sino que es una herramienta de conocimiento de la biodiversidad humana que nos abrirá nuevas puertas.
En resumen, estoy en la FIL porque no debemos olvidar que la investigación es patrimonio de todos, y ¡la CIENCIA también es CULTURA!