Un servidor no tiene ni idea de protocolos de seguridad. Por lo tanto me libraré bastante de pontificar desde el sofá de casa sobre la manera con la cual se debe detener o no a un señor que entra en una comisaría de policía, en este caso de los Mossos, blandiendo un cuchillo mientras grita que Alá es grande.

Un servidor no estaba en la comisaría de Cornellà de Llobregat donde el lunes murió una persona a causa de los tiros disparados por un Mosso. Por lo tanto desconozco absolutamente si la actuación del Mosso es proporcionada o no y si tenía alguna otra alternativa o no.

Un servidor, pero, sí que sabe que, puestos a escoger, entre que una persona muera o no, siempre escogerá la segunda opción. En este caso también. Pero, a veces, no hay elección posible. Lamentablemente. O mejor dicho, a veces es muy difícil evitar el peor de los dos escenarios posibles. Y con eso quiero decir que si entras con un cuchillo en una comisaría gritando que Alá es grande, lo más probable es que la cosa no acabe bien. Y eso independientemente de cómo me gustara a mí personalmente que hubieran acabado las cosas.

Y un servidor también sabe que ahora se abrirá una investigación judicial y que gracias a las cámaras de seguridad de la comisaría sabremos qué sucedió exactamente. Y que, en función de ello, se actuará. Y que si no se hace, habrá que exigirlo. Pero todo esto lo sabremos dentro de unos días. Y de hecho, este artículo va de eso, de la verdad que acabaremos sabiendo y de las suposiciones hechas ahora y basadas en los prejuicios que llevamos en el ADN.

En Catalunya la policía, como concepto, no tiene muy buena prensa. Y viene de lejos. Los "grises" todavía estan en nuestro imaginario como los ejecutores de la represión franquista. Muchos de los mi generación empezamos a ser runners cuando todavía no sabíamos que acabarían existiendo los runners. Y eso fue gracias a las carreras que hacíamos habitualmente corriendo delante suyo. Contemporáneamente, el piolinismo constitucional ha ayudado a traspasar este sentimiento a las nuevas generaciones. Y los Mossos, "nuestra" policía, la que está formada por nuestro vecino o por la madre del mejor amiguito de nuestra hija, han vivido casos como el del Raval o el de Ester Quintana, donde el corporativismo y la desinformación premeditada no han ayudado precisamente a eliminar la formula instalada en nuestro disco duro: policía igual a cosa mala.

Y, sí, la cosa también tiene que ver con ideologías. Llevando la situación a la caricatura, la gente de orden va por el mundo gritando "Viva la policía", pase lo que pase, y los progres "Fuera de las fuerzas de empleo|ocupación", golpee quien golpee.

Total, que antes de saber qué ha sucedido exactamente y por qué ha sucedido, se ha iniciado un debate sobre lo que pasó. Y han aparecido progres que, estirados en el colchón de playa, han hablado de "disparos inhabilitantes, de "desescalar" y de "ejecuciones extrajudiciales". Y ha aparecido gente de orden desde debajo la sombrilla hablando de "happyflawerismo", de "buenismo" y de que las armas blancas a menos de 10 metros son más mortales que las armas de fuego de los agentes.

Llámeme equidistante, pero antes de decidir quien de los dos tiene razón, o si los dos tienen parte de razón, o si ninguno de los dos tienen ni un poquito o nada de razón, un servidor se esperará a saber qué pasó.