Carles Puigdemont es como ETA, excepto en un pequeño detalle sin importancia, y el detalle es que no tiene nada que ver con ETA. Por si no se había visto, y para demostrar de una vez por todas que el pacifismo no sólo es más ético, también es más útil, también es más eficaz en una sociedad mundial de la información y de los derechos humanos. El pequeño Carles el Grande, él solito, sin ensuciarse las manos, ha hecho más daño al Estado español que todo el terrorismo de ETA, sin todo el dolor de ETA, sin toda la miseria moral de una lucha armada. La gran contribución histórica de Puigdemont, que ya se ha convertido en una figura histórica, es la de haber contribuido a consolidar el pacifismo, la democracia, la libertad de los pueblos. Después vendría, a continuación, el hecho de que es la más importante personalidad política del movimiento de liberación nacional de Catalunya, que es el capitán de los catalanes. Que ha unido en nuestro imaginario colectivo la causa catalana a la causa de la justicia, de la democracia, efectivamente, al igual que Hitler unió la causa de Alemania a la causa de la dictadura y del terror, de la muerte y del mal. Dicho de otro modo, Puigdemont es como Franco, pero exactamente al revés, porque en realidad no tiene nada que ver con Franco, porque Puigdemont es la impugnación histórica de Franco, porque demuestra, más allá de las teorías, con hechos, que el camino de la barbarie y de los crímenes contra la humanidad no puede ser nunca el camino de una nación que reclama su libertad. El independentismo catalán no es como el españolismo pero con estelada, aunque algunos tengan dudas, aunque algunos no tengan más marco mental que lo que aprendieron durante cuarenta años de dictadura.

La inmunidad de un parlamentario sirve para evitar que el poder elimine físicamente la discrepancia, la disidencia, para que el poder no sea un poder absoluto

La inmunidad de un parlamentario sirve para evitar que el poder elimine físicamente la discrepancia, la disidencia, para que el poder no sea un poder absoluto. Los diputados deben ser inmunes para poder hacer frente a la injusticia, y no para robar. Y no para contribuir a la injusticia del mundo. Es posible que mucha gente no comparta la admiración que le tengo a Carles Puigdemont. Del futuro no sé nada, pero me parece que esto no ha hecho más que empezar. Que estamos a punto de vivir grandes momentos, importantes momentos, claras experiencias de alegría y diversión. Que lo de sufrir comienza a terminarse. Que ahora veremos qué y quién es Carles el Grande. Si no nos lo matan, claro. ETA y el GAL comparten algo más que los métodos contra la democracia pacífica.