En plena guerra abierta en las cloacas del Estado, la información de parte es uno de los peligros que nos empujan a un callejón sin salida. Ante la gravedad de los hechos que acontecen, de esos de los que algo podemos oler a través de filtraciones de audios que nos dejan con la boca abierta, el papel de la prensa es fundamental para poder intentar componer un rompecabezas, un laberinto de corruptelas y traidores casi imposible.
Esta semana ha llamado mucho la atención el papel de los diferentes medios de comunicación ante una serie de filtraciones de conversaciones que apuntarían a la supuesta existencia de redes mafiosas, con capítulos de prostitución, tráfico de drogas e hidrocarburos, dobles agentes, infiltrados y fontaneros infiltrados por todas partes. La prensa se ha encargado de contar las cosas por fascículos, editando y cortando los audios para poner el foco en aquello que a sus líneas editoriales les conviene. Han dejado, la gran mayoría, la oportunidad de explicar con amplitud y honestidad el mapa completo donde se apuntan unos a otros en redes muy oscuras donde no queda claro quién es quién.
Mientras unos enfocaban a la fontanera del PSOE, como si eso fuera lo más grave que se podía escuchar en los 53 minutos de conversación, otros no hacían prácticamente referencia a nada de lo que se decía en esa reunión. A pesar de la gravedad de los hechos que se apuntan. Nada. Como si no hubiera existido esa filtración tan escandalosa. La polarización ha sido visible esta semana, ubicando a los distintos diarios y cadenas de un lado o de otro en una batalla donde cualquiera honesto, y que hiciera un periodismo realmente libre, debería haber puesto sobre la mesa toda la información disponible: de un lado y del otro.
El diario El Plural sacaba una “Exclusiva” para generar un golpe de efecto que sirviera al Gobierno como ariete. El titular publicado el viernes 30 decía así: “El agente ‘de la UCO patriótica’ fichado por Ayuso, partidario de utilizar la violencia: 'Alto, plomo… y bomba lapa’”. Como subtítulo: “conversaciones exclusivas sobre el agente Juan Vicente Bonilla, ahora al servicio del Gobierno de la Comunidad de Madrid”. En la pieza, se subraya la contratación por parte de la Comunidad de Madrid (de Isabel Díaz Ayuso), se cita el sueldo, y se afirma que “no solo se conjuró para hacer caer el Gobierno de Pedro Sánchez, sino que llegó a defender el uso de la violencia”. Lo ponen ellos mismos en negrita, y en una contundente afirmación que no deja lugar a la duda. Y a partir de aquí, comienzan a citarse supuestamente los mensajes por escrito del agente, en los que se supone que se habla de poner una bomba lapa en los bajos a Pedro Sánchez. Se señala, incluso, al uso de sicarios. Ante semejante bomba informativa, las reacciones no se hicieron esperar.
Fue ElDiario.es uno de los que rápidamente reprodujo la supuesta conversación. Y lo hizo de la siguiente manera: “El confide le dice al agente que aproveche ‘los dos años de sanchismo que quedan’ y Bonilla contesta: ‘O una bomba lapa en los bajos’ de su coche. ‘Podría ser’, se lee en el siguiente mensaje”. Su director, Nacho Escolar, ha corrido mucho al borrar el tuit en el que compartía su propia noticia.
Televisión Española también se lanzó a reproducir la bomba informativa. La Sexta, con voces como la de Antonio Maestre, afirman que en el audio se dice que “hay que poner una bomba lapa a Pedro Sánchez”. Y Ferreras confirma. Los miembros del gobierno han dado total credibilidad y pábulo a la exclusiva de El Plural. Como Óscar Torres, María Jesús Montero o Pilar Alegría, entre otros.
Ver para creer, que toda esta tropa de dispensadores de carnets de periodismo se hayan caído de bruces en su propio charco del fango. El ridículo que acaban de hacer los propagandistas es histórico
Y de pronto, ha pasado algo inesperado. Nos hemos encontrado con un mensaje publicado por el director de La Sexta Noticias 20 horas, Rodrigo Blázquez, donde dice, literalmente, que su información sobre la bomba lapa es incorrecta. “El capitán de la UCO y su confidente hablaron de que “el sanchismo” les va a poner una bomba lapa a ellos.” Y reconoce que La Sexta contó justamente lo contrario, igual que TVE, El Diario o El Plural: “Y nosotros contamos lo contrario: que ellos fantaseaban con poner la bomba lapa a Sánchez”. “Lo siento en el alma”, dice Blázquez. Se excusa diciendo que “fue un error incomprensible”, “pero fue un error”. “Un error de comprensión lectora que no fue corregido por nuestros filtros internos.” Y en escalada de flagelación dice que es “una mierda”, pero que es lo que ha pasado. Y que van a seguir trabajando para que no vuelva a suceder.
Vea el lector la que se ha liado y la que se va a liar, que muy seguramente vaya en aumento desde este momento en que estoy escribiendo estas líneas (sábado por la tarde) y el momento en que usted disfrutará de su café del desayuno cuando esta pieza sea publicada. Estoy seguro de que desde este momento, algunos corren borrando tuits, como Escolar, y otros no saben dónde meterse. El tal Blázquez, por lo menos, no ha dudado en salir y dar la cara, sabedor, probablemente, de la que se les puede venir encima. Lo digo a nivel de coherencia, a nivel de vergüenza torera. Porque dudo mucho que Sánchez venga ahora a señalarlos como “pseudomedios”, generadores de “desinformación”, y “propaganda” interesada, como sí hace con todos los demás, y no solo cuando se equivocan, sino cuando publican cualquier verdad que incomoda a Don Pedro.
Ver para creer, que toda esta tropa de dispensadores de carnets de periodismo, esos que han hecho programas únicamente para desprestigiarnos a otros, para difamarnos y mentir sin consecuencias, se hayan caído de bruces en su propio charco del fango. Es divertido verlo. Además de trágico, obviamente. Pero el nivel de putrefacción ha llegado a tal nivel, que el ridículo que acaban de hacer los propagandistas es histórico. Han dejado en evidencia que ninguno se leyó ni revisó la fuente original de los mensajes. Todos parecían haberlo escuchado, todos aseguraban haber oído, o haber leído, los mensajes en los que no solo no se decía lo que han afirmado, sino todo lo contrario. No he visto semejante bumerán en la vida.
Es el problema de posicionarse de un lado de las cloacas. Que al final, terminas atrapado entre tanta trampa, tanta trola y tanta inmoralidad.