1. The Economist suspende a España. El pasado lunes les expliqué que la democracia vivía horas bajas en el mundo, según el International Institute for Democracy and Electoral Assistance. También les advertí que la inclusión de España entre las democracias plenas, aunque fuera en el penúltimo lugar, era un grave error. Esta semana el error fue enmendado. Para los analistas de la prestigiosa revista The Economist, que cada año publica un ranking sobre el estado de la democracia en todas partes, España ya no es una democracia plena, sino que queda relegada entre los Estados que considera “democracias defectuosas”. Las razones para justificar esa degradación son muchas, pero destaca una por encima de todo. Que el sistema judicial español esté bajo sospecha por las injerencias políticas. La democracia española retrocede también en el resto de los índices internacionales, como el que elabora el V-Dem Institute, con una junta de investigadores de campanillas. La democracia española también suspende como consecuencia de las medidas aplicadas para combatir el independentismo, como el artículo 155 de la Constitución y la persecución de líderes políticos y manifestantes.

2. Contárselo al mundo. Angustia que el gobierno de este país sea incapaz de difundir mejor por todo el mundo la magnitud de la represión. Y si no lo puede hacer el Govern porque seguramente un juez de esos que suspenden en democracia se le echaría encima, por lo menos que la iniciativa corra a cargo de los partidos independentistas o de sus fundaciones, que tienen dinero a puñados. El nuevo libro del periodista Jordi Panyella, que trabaja en El Punt Avui y está especializado en información del ámbito judicial, ya tendría que estar traducido al inglés y difundido por una editorial europea de prestigio. Panyella acaba de dar a luz un libro estremecedor, que pone nombre y cuantifica la represión. En Causa general: La repressió de l’Estat espanyol contra el moviment per la independència de Catalunya (2009-2021) se expone el balance de la embestida españolista. Las víctimas de la represión contra el independentismo se elevan a 2.562 personas, a las que hay que añadir las 1.066 personas que fueron heridas el Primero de Octubre de 2017. Que la Caixa de Solidaritat haya gastado 13 millones de euros para ayudar a 800 personas a hacer frente a la extorsión practicada por jueces y otras unidades administrativas, demuestra la fuerza de la tenaza económica ejercida por el Estado español para derrotar al independentismo.

Los muertos de ETA no importan ante la posibilidad de una secesión pacífica catalana. Más allá de la inmoralidad que acompaña a este pensamiento, es un aviso para navegantes que todo el mundo debería tener muy presente. No para dar un paso atrás o para abandonar definitivamente la lucha por la independencia, sino para diseñar una estrategia de ruptura que empuje al enemigo a cometer error y evite los errores no forzados del independentismo

3. El efecto de la represión. El miedo es el principal efecto de la represión generalizada, judicialmente dudosa como señalan los observadores internacionales, de estos últimos años. Todo comenzó con las denuncias de Vox contra las consultas. Panyella resume en un breve párrafo el calibre de la represión: “Escondidos entre las cifras de los represaliados destacan hasta cinco presidentes de la Generalitat, un alcalde de Barcelona, treinta y dos consellers y exconsellers integrantes de varios gobiernos de Catalunya, tres presidents del Parlament, setecientos doce alcaldes, diputados, concejales, también jueces y policías acusados de apoyar la causa soberanista, un presidente del Futbol Club Barcelona, actores de renombre, empresarios, informáticos, campesinos, restauradores, periodistas, economistas, abogados, gente joven y gente mayor, abuelos y también abuelas, catalanes y extranjeros, madrileños, mallorquines y valencianos, ciudadanos de toda procedencia y condición. Independentistas, pero también gente que ni lo es ni lo será nunca, ciudadanos que simplemente son demócratas y querrían un referéndum para poder votar no a la independencia de Catalunya, pero poder votar. Todo el mundo dentro del mismo saco de la represión.”.

En esta relación de represaliados, Panyella olvida uno de los tres únicos directores generales de la Generalitat que fueron destituidos en virtud del 155, la directora general de Relacions exteriors  Marina Borrell. Los otros dos fuimos Annabel Macos, directora del Institut de Seguretat Pública de Catalunya, y un servidor, director de la Escola d’Administració Pública de Catalunya. El objetivo es “atemorizar a una generación entera” tal como declara en este libro Oriol Junqueras. Tiene toda la razón del mundo, empezando por él. La cuestión es saber si el Estado no ha conseguido atemorizar a todos los políticos de entonces.

4. Desprenderse del miedo y del heroísmo. El error no forzado es el que comete un jugador como consecuencia de su propio mal juego y no del buen juego del adversario. Leyendo el libro de Panyella te das cuenta de la poca capacidad analítica de los dirigentes independentistas de antes del 1-O. No supieron ver que en España incluso los socialistas estaban dispuestos a todo para parar el independentismo. Si organizaron los GAL con un coste político y judicial muy pequeño, ¿qué no iban a idear para acabar con el movimiento más rupturista de los últimos ochenta años? Sobre todo, porque la mayoría de los políticos, jueces, policías y militares, con el Rey al frente, comparten las manifestaciones de Juan Alberto Belloch, un antiguo juez y también ministro de Justicia con Felipe González, cuando afirma que “Catalunya genera un problema institucional mayor que el terrorismo”. Los muertos de ETA no importan ante la posibilidad de una secesión pacífica catalana. Más allá de la inmoralidad que acompaña a este pensamiento, es un aviso para navegantes que todo el mundo debería tener muy presente. No para dar un paso atrás o para abandonar definitivamente la lucha por la independencia, sino para diseñar una estrategia de ruptura que empuje al enemigo a cometer error y evite los errores no forzados del independentismo. Se necesitan líderes, profesionales y pensadores que diseñen una nueva estrategia. Los héroes solo sirven para poner su nombre en una lápida.