Mitsubishi prepara el regreso de un nombre icónico con un planteamiento renovado y contundente. El nuevo Eclipse, aún en fase conceptual, anticipa un modelo compacto de tracción trasera con proporciones contenidas y un diseño que apunta directamente al corazón del segmento deportivo ligero. Con una silueta cercana a la del Mazda MX-5 y una filosofía muy distinta a la del Toyota Supra, la propuesta japonesa se centra en el equilibrio entre estética, peso reducido y una experiencia de conducción centrada en la agilidad.

A nivel de diseño, el Eclipse se desmarca de los códigos agresivos y voluminosos del Supra. Su carrocería es más baja, con líneas fluidas y proporciones perfectamente equilibradas. El frontal destaca por una mirada afilada, con faros estrechos y una parrilla discreta. Los voladizos cortos y el capó tendido refuerzan la imagen de coche compacto y dinámico, mientras que la zaga, con un diseño limpio y superficies tensas, busca transmitir pureza formal. La configuración de biplaza, con una altura reducida y una posición de conducción baja, remite directamente al ADN de los deportivos clásicos, sin artificios ni elementos superfluos.

 

Las dimensiones contenidas del prototipo lo sitúan muy cerca del MX-5, pero con una carrocería algo más angulosa y moderna. A diferencia de otros deportivos más potentes o sofisticados, la clave aquí es la sencillez: menos peso, menos tamaño, menos complicaciones. Esta decisión estratégica le permite distanciarse del Supra, no solo en términos de precio, sino también de filosofía. Mientras el modelo de Toyota se asocia a una propuesta más radical y orientada a las prestaciones puras, el Eclipse apunta hacia una experiencia más accesible, tanto en coste como en sensaciones al volante.

Deportividad esencial con un enfoque realista

Desde el punto de vista técnico, el nuevo Eclipse apuesta por una configuración tradicional, basada en un chasis ligero, tracción trasera y reparto equilibrado de masas. No se esperan cifras de potencia desorbitadas ni una avalancha de ayudas electrónicas. Su objetivo es proporcionar una conducción directa, sensible y satisfactoria, más centrada en la respuesta del chasis y la interacción con el entorno que en el rendimiento absoluto.

Este enfoque también tiene implicaciones directas en el precio. Mitsubishi prevé situar al Eclipse en un rango de acceso inferior al del Supra, lo que podría colocarlo como uno de los deportivos más asequibles del mercado. Esta ventaja competitiva es uno de los pilares clave del proyecto, que busca seducir a conductores interesados en un coche pasional pero razonable en coste, tanto de compra como de mantenimiento.

Lo llamativo en este caso es que la estética no ha sido sacrificada en pos del precio. El diseño trabajado, el formato biplaza y la orientación a la conducción real convierten al Eclipse en una propuesta sólida para quienes valoran el equilibrio entre estilo, tamaño y placer de conducción. Si llega al mercado con este planteamiento, será algo más que una alternativa: puede convertirse en una nueva referencia entre los deportivos compactos.