No es que sea precisamente ningún secreto que, teniendo en cuenta cómo está el precio de la gasolina y el gasoil, son muchos los conductores que buscan tener una conducción mucho más eficiente para así alargar cada depósito de gasolina.

Son muchas las maneras de aumentar esta eficiencia, entre ellas llevar una conducción más tranquila y relajada, evitar lógicamente grandes acelerones y tener una presión de neumáticos adecuada, así como cambiar de marcha en el momento en el que más eficiente es dependiendo de cada motor.

Eso sí, son muchos los conductores que creen que activar la calefacción del coche acaba repercutiendo de forma notable en su consumo, algo que, tal y como apuntan los especialistas, no es que sea precisamente cierto. De hecho, desde el RACC, el Real Automóvil Club de Cataluña, dejan muy claro que, si se hace un uso responsable de la calefacción, este uso apenas se verá reflejado en el consumo del coche.

Al contrario de lo que ocurre con el aire acondicionado, la calefacción no aumenta el consumo en el coche

“El único gasto, y es muy reducido, es el del ventilador, que consume energía eléctrica proveniente de la batería, que a su vez es cargada por el alternador”, apuntan desde el RACC. Y es que, a diferencia de lo que ocurre con el aire acondicionado, el sistema de calefacción se nutre del calor producido por el propio motor del coche, por lo que el consumo al usarlo no se dispara como sí lo hace con el aire acondicionado.

 

Eso sí, desde la DGT, la Dirección General de Tráfico, dan algunas claves de cara a un buen uso de la calefacción en el coche en los meses más fríos. La primera es mantenerla en una temperatura ente 19 y 22 grados, una temperatura ya más que correcta.

El segundo consejo, también unido a un tema de seguridad, es no conducir en ningún caso con el abrigo puesto, ya que esto reduce la movilidad del conductor, algo que puede ser extremadamente peligroso en caso de tener que realizar una maniobra para evitar el accidente.

Por otro lado, también se recomienda enfocar siempre la calefacción en dirección a los pies, ya que, teniendo en cuenta que el aire caliente siempre acaba subiendo, es una manera también de que sea más eficiente y se distribuya mejor por todo el habitáculo.