Como bien saben todos aquellos que están buscando hacerse con un coche nuevo, el cambio automático está cada vez más extendido en nuestro país y en Europa. Por un lado, porque es un cambio que llega asociado de serie a buena parte de las mecánicas híbridas, en todas las mecánicas híbridas autorrecargables y en las mecánicas híbridas enchufables.

Por otro lado, porque evidentemente los modelos que cuentan con un motor eléctrico cuentan también con este tipo de transmisión, por lo que la transmisión manual está perdiendo cada vez más terreno, destinada tan solo los motores de combustión ya sean de gasolina o diésel, motores que a su vez es tan perdido también mucho terreno.

 

Eso sí, al menos de momento, los cambios manuales siguen siendo la mayoría en nuestro país, de ahí que sea interesante conocer algunos pequeños trucos para intentar evitar algunas de las averías más habituales haciendo uso de esta transmisión y que pueden acabar ahorrando una buena cantidad de dinero a los conductores.

Algunos pequeños trucos para no dañar el cambio manual en el coche

En primer lugar, dos pequeñas acciones que muchos conductores hacen seguramente de forma inconsciente pero que, a la larga, pueden acabar dañando tanto el cambio manual como el embrague.

Y es que no es que sea precisamente ningún secreto que son muchos los conductores que, o bien dejan la mano derecha apoyada en la palanca de cambios aunque no va a ir a hacer ningún tipo de cambio de marcha, o bien dejan también el pie izquierdo apoyado en el pedal del embrague, o incluso las dos cosas a la vez. Es cierto que la presión que se ejerce tanto sobre la palanca como sobre el pedal del embrague es mínima, pero a la larga sí que es verdad que puede acabar dañando algunos componentes de estas dos piezas.

 

Otro pequeño truco más que interesante y que no deja de ser muy lógico es el de saber realmente cuál es el punto idóneo del embrague de nuestro coche ya que, si bien es cierto que lo mejor es siempre que cambiamos de marcha apretar el pedal del embrague hasta el final, no saber cuál es el punto del embrague puede provocar que lo acabemos desgastando prematuramente.

Lo mismo ocurre ya en la conducción, tanto en lo que se refiere a revolucionar el coche en exceso cómo hacerlo por debajo de lo necesario. Si bien es cierto que conducir con marchas largas acaba reduciendo el consumo, obligar al motor a que empuje demasiado con revoluciones muy bajas y con marchas largas acaba dañando también a la transmisión, entre otras cosas porque obliga a la mecánica hacer un esfuerzo extra. Evidentemente, revolucionar el exceso del motor cuando éste aún está frío no es que sea tampoco algo que se sienta precisamente bien.