Los que suelen coger el coche en nuestro país, especialmente los que viven en zonas en las que el frío acecha de forma evidente, saben muy bien que son varias las ocasiones en las que, al ir a encender el coche en un momento en que hace mucho frío, es habitual que al coche le cuesta encenderse mucho más de lo normal o no se enciende a la primera.

Evidentemente, cuantos más años y más kilómetros tiene nuestro vehículo, más se puede repetir esto, especialmente los meses de más frío en nuestro país. Lo más normal es que el coche acabe arrancando, pero es importante conocer cuáles son los principales motivos por los cuales al coche le cuesta mucho más hacerlo en estas situaciones que en otros momentos.

Los posibles motivos por los cuales cuesta arrancar el coche en frío en invierno

Uno de ellos es que exista un fallo con el motor de arranque del modelo, especialmente en aquellos coches en los que ya se incorpora el sistema Start and Stop, un sistema que no hace otra cosa que parar el motor en determinadas situaciones y volverlo arrancar cada vez que se pisa el acelerador, aumentando de forma más que notable el uso del motor de arranque. Lo habitual es que este motor empieza a dar problemas a partir de los 150.000 km, pero por suerte su cambio no es muy costoso ya que por 200 € podemos tener uno nuevo.

 

Otro de los motivos habituales es la batería, en este caso que esté ya en la fase final de su carga y que, por lo tanto, le cueste mucho más enviar la energía necesaria al motor de arranque para que éste haga su función. Con una conducción normal, las baterías suelen durar unos cuatro años, por lo que eso ya es una pista, así como si incluso cuando no hace frío ya nos cuesta arrancar el coche, para comprobar su estado.

Por otro lado, también están los fallos tanto del calentador como el de las bujías, que también pueden provocar que nos cueste mucho más de lo normal arrancar nuestro coche. Eso sí, evidentemente el peor fallo, el que sí que puede suponer un disgusto a nivel económico, es que exista un fallo en la correa de distribución, entre otras cosas porque es un elemento que, si falla, suele llevarse por el camino también a todo el motor, por lo que sustituir el motor del coche evidentemente será un gasto que muchos no podrán asumir.