La  Unión Europea y Bosnia-Herzegovina han firmado este miércoles un acuerdo histórico que permitirá desplegar la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) en las fronteras del país balcánico. El pacto refuerza la cooperación en la gestión migratoria con el objetivo de prevenir las llegadas irregulares a través de la ruta de los Balcanes Occidentales e incrementar la seguridad regional. El acuerdo, rubricado por el comisario de Asuntos Internos y Migración, Magnus Brunner, y la presidenta del Consejo de Ministros de Bosnia-Herzegovina, Borjana Kristo, tendrá que ser ratificado por el Parlamento Europeo y por el Consejo de la UE antes de entrar en vigor.

Con este pacto, Frontex podrá desplegar su cuerpo permanente en cualquier punto de las fronteras de Bosnia-Herzegovina, incluyendo las fronteras con países vecinos no miembros de la UE y los pasos fronterizos y aeropuertos. Los agentes europeos podrán llevar a cabo operaciones conjuntas con las autoridades locales para gestionar los flujos migratorios, combatir la inmigración ilegal y hacer frente a la delincuencia transfronteriza. Esta colaboración se inscribe en la estrategia de Bruselas de reforzar la seguridad en la frontera exterior y dar apoyo a los países candidatos a la integración europea, en un contexto en que casi el 90% de las entradas irregulares en la UE por la ruta de los Balcanes Occidentales pasan por Bosnia-Herzegovina.

Objetivos claros, pasos consecutivos: ¿y después?

Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, es el organismo encargado de coordinar y reforzar la gestión de las fronteras exteriores de la Unión Europea y del espacio Schengen, con sede en Varsovia y creada en el 2004. Su despliegue en Bosnia-Herzegovina permitirá por primera vez a la UE colaborar directamente con las autoridades bosnias para patrullar, controlar y gestionar de manera más eficaz los flujos migratorios. Según la Comisión Europea, la cooperación con Frontex ya ha contribuido a una reducción significativa de las llegadas irregulares: de 145.600 el 2022 a 21.520 en el 2024, con una nueva caída del 58% en los primeros cuatro meses de 2025. Esta presencia se enmarca también en una tendencia internacional —sobre todo occidental— a aplicar políticas restrictivas con la migración y que, al menos legislativamente, tiene una semilla en la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Después de la crisis migratoria de 2015-2016, la UE ha ampliado las competencias y recursos de Frontex, que ya opera en países como Albania, Macedonia del Norte, Montenegro y Serbia, y ahora también en Bosnia-Herzegovina, contribuyendo a una reducción relevante de las llegadas irregulares. En los últimos meses, la Unión ha desplegado casi a 500 agentes de Frontex en los Balcanes Occidentales, ha intensificado las operaciones conjuntas con varios países y ha reforzado la vigilancia marítima en Grecia con equipos portugueses, consiguiendo así una caída del 31% en las entradas irregulares el primer trimestre de 2025 y un 78% de descenso al conjunto de la ruta de los Balcanes el año 2024, según datos de Frontex. Este despliegue inédito refleja, pues, una inclinación global: la migración ocupa cada vez más protagonismo en las legislaciones y políticas de seguridad, especialmente en Occidente, y los gobiernos buscan controlar mejor los flujos migratorios, a menudo respondiendo a presiones sociales y políticas internas. Es una realidad que la migración será regulada, y quizás ahora toca poner en el centro qué consecuencias tendrá para el mercado laboral o para la vida de los que dejamos fuera para intentar, por una vez, adelantarnos a los acontecimientos.