Las mentiras de una docena de presentadores y tertulianos encabezados por la estrella de Fox News, Tucker Carlson, han costado carísimas a Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación. En concreto, cerca de 1.360 millones de euros entre la indemnización (710 millones) por ahorrarse un juicio donde tenía todas las de perder y el batacazo en la bolsa (621 millones más) a consecuencia del despido de Tucker Carlson, el presentador del telediario de la noche de Fox News, la cadena de noticias por cable líder en los Estados Unidos. Murdoch no lo ve así, sin embargo. Él ha pagado ese pastón —y lo ha hecho pagar a los restantes accionistas de Fox Corporation, la matriz del canal— para ahorrarse un mal rato en los juzgados de Delaware, donde el juez lo había llamado a declarar como testigo en un caso perdidísimo en que se pedían 1.460 millones de euros por daños y perjuicios. Con el acuerdo sale ganando él y también los otros accionistas.

A Murdoch estos embrollos no le dan ni frío ni calor. Está acostumbrado a salir vivo de los mil y un líos que le ha supuesto ser el amo de los diarios y televisiones más escandalosos de los Estados Unidos, del Reino Unido y de Australia, liquidar cinco matrimonios que han acabado en divorcio pactado a punta de transferencia y bregar con una familia disfuncional al estilo de los Roy de la serie Succession. Eso, sí, acabarán quemados Tucker Carlson y sus secuaces —ya se les puede llamar así— como Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York y lampista mayor de Donald Trump. Son los principales promotores mediáticos de las mentiras y conspiranoias tras la reclamación falsa de Trump de que le habían robado las elecciones presidenciales de 2020 y tras el asalto salvaje al Capitolio de enero de 2021.

El miedo de Fox News

Lo que ha puesto al descubierto la demanda de Dominion Voting Systems, una multinacional de máquinas de voto a la que Fox acusaba de manipulación electoral, es el miedo de Fox News a perder el liderazgo de los noticiarios por cable en EE.UU. a manos de canales todavía más ultras, como Newsmax y OANN, después de la derrota de Trump, con quien Fox mantenía una relación de dependencia como la del río y su cauce. Miedo y falta de escrúpulos. Del presidente de Fox Corp abajo, los ejecutivos recurrieron a todo para mantener a los espectadores sintonizados. En la investigación del caso, Dominion obtuvo miles de correos electrónicos y de mensajes de texto internos de Fox y recogió el testimonio de decenas de empleados de la cadena. Este material muestra con un detalle extraordinario como la cadena perdió los papeles en las semanas posteriores a las elecciones.

Mientras una serie de documentos y grabaciones demuestran que Carlson y sus tertulianos —y también los directivos y otras estrellas del canal: Lou Dobbs, Laura Ingraham, Sean Hannity...— estaban al cabo de la calle de que las historias sobre el fraude electoral eran más falsas que una mano de ochos y nueves. Entre ellos se reían de sus mismas trolas. Las fabricaron y extendieron para mantener enganchados a los espectadores y cobrar el bonus. Pero hay numerosos testigos que acusan a la cadena de intentar manipular sus declaraciones y han descubierto grabaciones en las que Giuliani y otros aliados de Trump admiten que no tienen pruebas para apoyar las acusaciones sobre fraude electoral.

Motivo para estar inquietos

Tenían motivos para estar inquietos. Por una parte, la competencia más ultra les acusa de tibios, maricomplejines y de ser parte del sistema que critican. Por otra parte, y aun más importante, Fox Corp es una máquina de ganar dinero. Ha facturado 7.800 millones de dólares la primera mitad del año fiscal 2023. Las ganancias antes de intereses, impuestos, etcétera, aumentaron un 18%, hasta 1.620 millones. Los canales por cable de Fox, incluido Fox News, representan el 67% de esos beneficios. Es decir, con este asunto, Fox se ha pulido la mitad de sus ganancias de este año. Es una sacudida grande, un buen hoyo, pero podría ser peor.

Fox ha preferido cerrar el caso fuera del juzgado antes de que aparezca más información legalmente perjudicial como esa. Porque la sangría puede seguir. Hay más demandas en curso. Por ejemplo, la de Smartmatic, otro fabricante de sistemas de voto que acusa a Fox News de haber puesto en peligro su reputación en todo el mundo. Además, hay que ver cómo se lo toma la audiencia de Fox, gente que tal como paga su suscripción, puede cancelarla. James Poniewozik, un crítico de televisión de The New York Times, siempre recuerda que Tucker Carlson, en referencia a las conspiranoias electorales de Sidney Powell, el asesor de Trump a quien tildaba de "demencial", dijo: "Nuestros espectadores son buena gente y se lo creen". Que se aprovechaban de ellos, vaya. Dicen que esta cuarta temporada de Succession es la última y tiene pinta por como le van las cosas a Logan Roy, el magnate espejado en Rupert Murdoch. Quizás sí. No pasa nada. En el caso de Fox News y Murdoch, la vida supera el arte.