Si este miércoles el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, aseguraba que esperaba tener una buena relación con Rusia una vez accediera al cargo y lo veía como un "activo" -a pesar de reconocer que estaban detrás de los ciberataques electorales-, este jueves sus 'hombres' no se han mostrado en la mismo a línea.

Primero lo ha hecho el general retirado James Mattis -conocido popularmente como el "Perro Loco"- y ahora nominados secretario de defensa, que ha acusado al presidente ruso, Vladimir Putin, de estar intentando dividir los países de la OTAN. Lo ha dicho en su comparecencia ante el Senado, órgano que lo tiene que ratificar, donde ha pedido aceptar esta realidad y hacer frente.

Mattis también ha alertado de que, según su opinión, el orden mundial establecido por los Estados Unidos durante más de un siglo está delante "su mayor amenaza desde la II Guerra Mundial por parte de Rusia, el terrorismo y el comportamiento de China al Mar de la China Meridional". sobre Putin, concretamente, ha dicho que "mi opinión es que Putin es un competidor estratégico y un adversario en áreas claves".

También el hombre que tiene que liderar la CIA, Mike Pompeo, ha sido muy crítico con Moscú, a quien ha acusado de ser una amenaza para Europa y a quien ha criticado que se imponga "de manera agresiva" a Ucrania. En la misma acción en el Senado, Pompeo también ha acusado al gobierno de Vladimir Putin de no hacer "casi nada" para acabar con Estado Islámico.

Por otra parte, el nominado por Trump para ser Secretario de Estado, Rex Tillerson, ha usado un tono mucho menos agresivo con Rusia, pero se ha mostrado al lado de las agencias de comunicación norteamericanas, que creen que Rusia estaba detrás de los ciberataques contra el Partido Demócrata durante las elecciones.