Después de meses de especulaciones y después de que este miércoles los medios norteamericanos ya lo anunciaran, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha hecho oficial lo más temido. Los Estados Unidos abandonarán el acuerdo climático de París. Trump ha justificado su salida del tratado después de tildarlo de "injusto" para los EE.UU. y de favorecer a las industrias de otros países como China o la India, en contra de la norteamericana. Sin embargo, también ha asegurado que inmediatamente empezará a renegociar las condiciones para reentrar.

Trump ha asegurado que tal como está redactado el acuerdo actualmente, que fue firmado por 200 países el año 2015 bajo el mandato de Barack Obama, los EE.UU. son los más perjudicados y les deja en una situación de "desventaja económica" ante otros países. El presidente norteamericano ha acusado a las principales potencias de estar satisfechos con el tratado porque perjudica a los norteamericanos.

"Tenemos que poder competir con los otros países", ha asegurado Trump, que ha denunciado que el acuerdo perjudicaría varios sectores de producción de los EE.UU. —como la industria del papel, la del metal o la del carbón— y que destruiría hasta 2,7 millones de puestos de trabajo el año 2025. El presidente ha asegurado que es necesario devolver la "soberanía" a los americanos y ha repetido su gran eslogan de campaña "es el momento de hacer a América grande otra vez".

Sin embargo, Trump ha asegurado que los Estados Unidos protegerán el medio ambiente y que serán el país "más limpio y más amigo del medio ambiente del mundo".

Oposición nacional e internacional

De esta manera, Trump cumplirá una de sus grandes promesas de campaña, pero lo hará con una gran oposición. La medida de Trump ha chocado con la reticencia de los principales actores internacionales, como China y la Unión Europea, que ya han anunciado que ellos continuarán con el acuerdo. Además, también hay una fuerte oposición dentro del propio país. Según WWF Internacional, un 70% de los ciudadanos norteamericanos están a favor de seguir en el acuerdo, y las grandes corporaciones del país ya han mostrado su malestar por la decisión del presidente, que creen que puede afectar a su competitividad en los mercados.

El acuerdo, sellado por cerca de 200 países en la capital francesa el 2015, tiene como objetivo limitar el calentamiento del planeta mediante la reducción del dióxido de carbono y otras emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles. La meta propuesta por Barack Obama dentro del marco del Acuerdo de París es que Estados Unidos reduzca para 2025 las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 26% y un 28% con respecto a los niveles de 2005.

Los Estados Unidos son el segundo país con mayor emisión de gases de efecto invernadero, y la ruptura del acuerdo por parte de esta potencia significa un paso atrás muy importante en la lucha contra el cambio climático. El primer país emisor, China, sí que continuará. Con esta decisión, los Estados Unidos se quedarán solos, con la única compañía de Nicaragua y Siria, los únicos dos países que no han firmado los compromisos adoptados en París por cerca de 200 países.

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Aplicación no inmediata

La salida del pacto global de lucha contra el cambio climático no será, sin embargo, inmediata. De hecho, su aplicación podría no llegar a producirse en función de los próximos resultados electorales. Así se aseguró el antecesor de Trump y uno de los mayores artífices del Acuerdo de París, Barack Obama. El entonces presidente de los EE.UU. se ocupó de que se incluyera un artículo en el mismo tratado que lo salvaguardara de un posible intento de salida por parte de una administración republicana, como finalmente ha ocurrido.

De esta manera, el punto 28 del Acuerdo de París indica que cualquier país que haya ratificado el acuerdo sólo podrá solicitar su salida del mismo tres años después de su entrada en vigor, esto es, el 4 de noviembre de 2019. Un año antes de las próximas elecciones americanas. Pero tampoco entonces se produciría (todavía).

Una vez hecha esta petición, la salida se produciría un año después de la notificación de salida. Eso quiere decir que los EE.UU. no tendrán más remedio que seguir perteneciendo al acuerdo hasta el 4 de noviembre de 2020, curiosamente, un día después de las siguientes elecciones presidenciales norteamericanas. Eso, si la medida de Trump no choca con una potencial oposición judicial que la paralice.

Aislamiento de los EE.UU.

La medida, sin embargo, no es sólo una derrota para la lucha contra el cambio climático, también supone un paso más hacia el aislamiento de los Estados Unidos y el triunfo del ala más radical de los republicanos. Además, es una piedra más en el legado de Barack Obama, quien fue uno de los principales impulsores del acuerdo, y una nueva demostración de la estrategia proteccionista de Trump que puede llevar a los EE.UU. al aislamiento. Durante su conferencia de prensa, Trump también ha anunciado que este no será el único acuerdo que renegociarán, sino que habrá "muchos más".

El presidente ha aprovechado para asegurar que la economía norteamericana está "creciendo" y que lo está haciendo "muy rápidamente" desde que él entró en la Casa Blanca, el pasado 20 de enero. También ha asegurado que han regresado muchas empresas ubicadas en el exterior, que se han creado muchos puestos de trabajo y que se ha reducido "drásticamente" la inmigración. A lo que ha añadido: "Eso sólo ha hecho que empezar". Trump ha asegurado que irá cumpliendo poco a poco todas las promesas de su mandato y que no quiere que nada se le "ponga por delante".